Reyes le cambia la cara al Sevilla
Estupendo triunfo de los de Emery ante un Granada que se desploma y acumula nueve jornadas sin conocer la victoria
El fútbol, el caro, está al alcance de muy pocos futbolistas. Fueron dos detalles mágicos, dos jugadas explosivas protagonizadas por un jugador en declive que reverdeció viejos laureles. Reyes, un talento de la naturaleza, entró en el campo cuando este triste Granada empataba ante el Sevilla. Reyes dio dos goles y le cambió la cara a su equipo, que sufría en la segunda mitad. Con Reyes se abrió un torrente de fútbol que se llevó por delante al equipo de Caparrós, que ya está en el alambre. Banega y Bacca agradecieron con sus tantos las diabólicas acciones de Reyes, uno de los futbolistas más importantes del siglo del fútbol español, al que solo su falta de mentalidad le ha impedido triunfar de manera incontestable en el fútbol. Ganó el Sevilla, implacable con los pequeños, hasta el punto de gustarse en un gran segundo tiempo. Sufre una enormidad este Granada que bajó los brazos de manera lamentable. Algo muy raro en los equipos que dirige Caparrós, cuyo futuro en el banquillo es de lo más inquietante después de nueve partidos sin ganar.
SEVILLA, 5 - GRANADA, 1
Sevilla: Beto; Aleix Vidal, Pareja, Carriço, Diogo; Mbia, Krychowiak, Banega (Denis Suárez, m. 76); Deulofeu (Reyes, m. 62), Bacca (Gameiro, m. 85) y Vitolo. No utilizados: Rico; Arribas, Kolo y Aspas.
Granada: Roberto; Foulquier, Babin, Murillo, Juan Carlos; Iturra, Fran Rico, Javi Márquez (Eddy, m. 13) ; Piti (Succes, m. 83), El Arabi y Sissoko (Córdoba, m. 68). No utilizados: Oier; Nyom, Mainz y Larsson.
Goles: 1-0. M. 23. Bacca. 1-1. M. 41. El Arabi, de penalti. 2-1. M. 65. Banega. 3-1. M. 79. Bacca. 4-1. M. 89. Mbia. 5-1. M. 92. Gameiro.
Árbitro: Prieto Iglesias. Amonestó a Roberto, Piti y Krychowiak.
Ramón Sánchez Pizjuán. Unos 35.000 espectadores.
No anda fino el Sevilla. Tampoco el Granada. El duelo regional enfrentaba a dos equipos sumidos en problemas, especialmente acuciantes en el equipo que dirige Joaquín Caparrós. No responde el Granada actual al tradicional equipo que dirige el técnico sevillano, lleno de tensión competitiva y buenas prestaciones defensivas. Sufre el Granada como también lo hace un Sevilla que dio malas sensaciones en el duelo europeo en Feyenoord. Emery, siempre criticado por la exigente grada de Nervión, dio entrada a Aleix Vidal de lateral derecho, Banega de mediapunta y Deulofeu en la banda. Intentó agitar a su equipo y el invento salió bien durante los primeros 30 minutos, cuando el Sevilla desplegó intensidad y ritmo. Momentos en los que el Granada, tímido y sin recorrido, fue superado sin remisión. Tampoco es que el Sevilla fuera una apisonadora. Más bien aprovechó los regalos del conjunto de Caparrós. Vitolo y Bacca pudieron marcar en una doble ocasión que salvó la defensa del Granada de milagro y un gran pase de Bacca dentro del área no fue rematado por Deulofeu de puro milagro. El gol llegó, sin embargo, después de una jugada confusa, en la que el meta Roberto pidió falta y Bacca se aprovechó del barullo para marcar en el área pequeña. Fue bonito el duelo que mantuvo el delantero colombiano con su compatriota Murillo, un defensa de buen presente y espléndido futuro. Fue marcar y el Sevilla volvió a dar ese paso atrás que tanto irrita a su gente.
El Granada empató después de una excelente jugada de estrategia. Krychowiak interceptó el balón con la mano y El Arabi marcó. Difícilmente podría marcar el Granada de otra forma. El azar y su inteligencia táctica le dieron un regalo tan valioso como inesperado.
El partido estaba enconado para el Sevilla. Entonces Emery acertó con su cambio. Salió Reyes, le cambió la cara a su equipo con su calidad y el Sevilla comenzó a respirar. Llegaron pases, regates y asistencias, la mayoría producto de ese futbolista que salvó al Sevilla de la quiebra un mes de diciembre de 2003. Entonces fichó por el Arsenal. Jugó luego en el Madrid y el Atlético. Todavía es capaz de definir partidos con su clase. Ahora en este Sevilla de Emery que sigue instalado en lo más alto de la clasificación y que convirtió un problema en una gran alegría. Reyes fue la llave del cambio.
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