Vela llena Anoeta de sonrisas

Las buenas noticias de la Real Sociedad las suele transmitir un cartero especial, Carlos Vela, probablemente el futbolista que más sonríe sobre un terreno de juego. Sonríe cuando falla y cuando acierta, cuando se equivoca y cuando elige la opción adecuada. Ayer fue pródigo en sonrisas y en goles, en una exhibición de repertorio como si fuera poniendo velas al debut de David Moyes con la Real en Anoeta. Marcó un gol de cabeza, con la agresividad de un nueve clásico, marcó otro por velocidad precisión en un contragolpe y el tercero con un punterazo en situación inverosímil colando el balón entre las piernas del defensor. No siempre que Vela juega bien, gana la Real, pero el conjunto donostiarra le necesita como la tortilla al huevo. Lo que suele suceder más a menudo es que cuando Vela juega bien suele optar por los recitales de goles, fintas, regates y centros. Más aún cuando tiene enfrente a un equipo, como el Elche, con problemas en ataque y en defensa. Elabora con criterio, se arropa bien en el centro del campo, pero se desequilibra fácilmente en defensa y en ataque sufre y disfruta la dictadura de Jonathas, un futbolista que siempre mira al suelo.

El partido comenzó alborotado. Lo pero para el Elche, encajar el gol a los tres minutos, en un despiste defensivo que pilló a los centrales mirando a la grada. Un delito, si Vela merodea la portería. Un minuto antes, Ansotegi había recibido una exagerada amarilla que podía condicionar su futuro en el partido. En el minuto 7, una lesión muscular le llevó al vestuario a Agirretxe, sustituido por Finnbogason. Muchas noticias en poco tiempo, aunque la peor la recibió el Elche con el gol. Sin embargo, quien se enfrío fue la Real que se puso al ralentí, muy arropada en el centro del campo y con la defensa adelantada para que su parte del terreno de juego resultara minúscula. Canales que salió con voltaje alto, se desenchufó en ese cortocircuito que le daba tranquilidad y cobijo para el gol. El Elche crecía gracias a la profundidad de Damián y el empuje de Adrián, pero en el área suspendía todas las asignaturas.

Y en esto llegó un pase magistral de Xabi Prieto -su única presencia en el partido- y la galopada de Vela para batir a Tyton. Estaba claro que el mexicano se bastaba para liquidar al adversario. Era su tercer disparo a puerta y su segundo gol. Sin embargo, el Elche pudo meterse en el partido antes y después del descanso: primero con un disparo de Damián que despejó Zubikarai y luego con un cabezazo a placer de Adrián, bien concebido pero mal ejecutado. Era el día de Vela y no de los demás. El tercer gol fue tan peculiar como su autor: un unterazo desde la esquina del área pequeña entre las piernas del defensa y apuntando al poste, en el que dio antes de alcanzar la red. Y es que cuando el tenor tiene su noche, el coro parece secundario. Hasta el director de orquesta, David Moyes, pasó a segundo plano.