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Federer sueña despierto

El suizo, que dice haber superado sus dolores de espalda en un tiempo récord, gana con Wawrinka el dobles y puede lograr hoy La Ensaladera ante Francia

Juan José Mateo
Federer habla con Wawrinka, ayer durante el partido
Federer habla con Wawrinka, ayer durante el partidodenis charlet (afp)

Las victorias cicatrizan todas las heridas. Una semana después de enfrentarse en la Copa de Maestros y encerrarse en un gimnasio a discutir sus diferencias, Roger Federer y Stan Wawrinka dejaron este sábado a su selección a un punto de celebrar la Copa Davis porque ganaron 6-3, 7-5 y 6-4 en el dobles a Julien Benneteau y Richard Gasquet (Francia, 1-Suiza, 2). Del “¡bebé llorón!” que le gritó el sábado alguien del banquillo de Federer a Wawrinka al abrazo ante la red tras la victoria en Lille. De la polémica que rodeó a los cuatro puntos de partido que superó el número dos ante el cuatro a su victoria coral, con el dolorido Federer estirándose en la red y el implacable Wawrinka rematando desde la línea de fondo. Del viaje separados hasta Lille (Federer en avión privado; Wawrinka en tren) a su arrolladora propuesta ante los ojos atónitos de François Hollande, el presidente francés, que entre algún silbido vio cómo la pareja local, que nunca había jugado en la Davis, se hundió en una tarde horrible.

Me siento al ciento por ciento. No tengo dolores”, dice el campeón de 17 grandes

“A Stan le he visto muy fuerte mentalmente, porque tuvo la mejor preparación posible para la final: mucho estrés y mucha tensión ante Federer, en las semifinales de Londres, lo que le preparó perfectamente para lo que se iba a encontrar aquí”, valoró Marc Rosset, el tenista suizo que ganó el oro olímpico en los Juegos de Barcelona 1992. “Contra Federer, jugó con coraje, agresivo, con bravura, y trasladó eso a sus partidos de Lille”, añadió antes de analizar cómo el campeón de 17 grandes ha sido capaz de domar sus dolores de espalda, que le maniataron en la primera jornada, para jugar sin aparentes problemas ayer. “El partido contra Monfils le sirvió de entrenamiento”, contó Rosset. “Eso le ha ayudado en el dobles, donde hay menos intercambios de golpes. No tiene que correr tanto. Es un tenis menos físico. Su problema fue resbalar sobre la tierra hacia el lado del revés”, añadió. “Estos días han sido muy difíciles para Roger. Se lesiona, no puede jugar la final de la Copa de Maestros, y le surgen muchas dudas, porque llega hasta aquí sin saber si podrá jugar o no. Mentalmente fue muy duro sentir el dolor el domingo por la noche, entrenarse hora y media en cuatro días, pisar la pista para competir sin tener sensibilidad. Muchos otros habrían dicho: ‘No estoy listo’. Él demostró por qué es un campeón, y jugó aunque no fuera ni el 50% de Federer”.

Le ha ayudado que en el dobles no tiene que correr tanto”, opina Marc Rosset

“La espalda está bien. Me siento al ciento por ciento”, dijo el número dos, contra el que cargaron el juego los franceses, que lograron una buena cosecha de errores de su raqueta en el inicio del segundo set. “El dobles es un test apropiado porque tienes que sacar y volear, ser explosivo todo el tiempo, y ha salido bien. No tengo dolores”, añadió el suizo, que salvó cinco bolas de break con Wawrinka. “Stan ejecutó el plan y yo intenté seguirle”.

Suiza manda 1-2 en la final. Ese marcador solo se ha remontado dos veces desde 1990. Los visitantes están donde querían. Con Federer disminuido, decidieron arriesgar a que jugara para poder permitirse, en caso de victoria, que caiga este domingo en el primer partido, contra Tsonga: siempre les quedará la bala final, Wawrinka contra Monfils. Los franceses, por su parte, viven un infierno: no es solo que vayan por detrás en el marcador, sino que en el día D y en la hora H su seleccionador decidió hacer un experimento y juntar a Benneteau y Gasquet, que nunca habían jugado la Davis, obligando de paso a que el primero cambiara de lado de la pista, que es como decirle a un violinista que esa noche tocará la guitarra.

Así, Suiza puede ganar este domingo la Davis. La cita es en Lille, con casi 27.500 espectadores y un invitado especial: Federer, de 33 años, tiene la oportunidad de dejar una huella más en la historia.

Hoy. (13.00) J. W. Tsonga-R. Federer. G. Monfils-S. Wawrinka.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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