Un punto de orgullo

En un día de decisiones en Cataluña, el Espanyol sigue sin definir su juego. El 9-N llevó a los catalanes a las urnas y, mientras tanto, los blanquiazules no saben si a atreverse en ataque o si se anudan cerca de Casilla. La indecisión local no la supo aprovechar el Villareal, que dominó el partido, lo pudo sentenciar, y al final se dejó empatar en el último suspiro. Colotto, tras una jugada de Stuani en el área, firmó un empate que no cambia las dudas en el Espanyol que con el empate al límite se sube al vagón de cola en la clasificación.

El encuentro deparó una imagen escalofriante. Asenjo, meta visitante, fue ingresado tras el duelo en un hospital de Barcelona debido a una caída espeluznante. El portero fue a capturar un balón dividido cuando fue desequilibrado y cayó al césped sobre su propio cuello. Pudo aguantar hasta el final, pero sufrió un mareo en el vestuario que obligó a trasladarle a un centro por precaución.

A la hora nostálgica del fútbol, el frío en Cornellà enmudeció los pies de los chicos de Sergio González y Marcelino. Se estudiaron un rato largo en el Power8 y la pelota cambiaba de dueño en un santiamén. Van cambiando de trajes los blanquiazules. Del traje al mono obrero y vuelta al guardarropa. Frente al Villareal, un cuadro más glamuroso en el juego, el Espanyol intentó recuperar su atuendo de trabajo, con un lateral reconvertido a extremo, como Víctor Álvarez, y el regreso al once de Víctor Sánchez, tras cumplir sanción.

Calcados los dibujos, el duelo estaba en el doble pivote. Finos los amarillos con Bruno y Trigueros, entregados al compromiso los blanquiazules, con Víctor Sánchez y Cañas. Pero se estiraba el mediocampo del Espanyol, Cañas se incrustaba entre los centrales y Víctor quedaba expuesto al límite de su capacidad pulmonar, siempre dispuesto a correr a todos lados para rebañar el balón. El Espanyol fue un monólogo de ideas: bombazo a Caicedo y atentos para pescar la segunda jugada. Ni un susto para los centrales amarillos.

Se acomodó el Villareal en el tapete y sin demasiado rentabilizó mucho. Dos Santos colocó el centro y Cheryshev con un cabezazo sutil se la puso a Mario, que mandó el cuero a la red. Penaliza el Espanyol en defensa. Una zaga demasiado frágil que cada soplido del rival parece un huracán. Huérfana del carácter y de la intensidad de otras épocas, tiemblan los blanquiazules con cada llegada ante Casilla.

Desconcertados los locales, olió a sangre el Villareal y acorraló a los muchachos de Sergio a un palmo de su portero que se lució frente a Mario y al que no pudieron batir Gaspar y tampoco Vietto. Al otro lado, Asenjo ni se incomodaba. Apenas centros inútiles y saques de esquina, poco en Cornellà.

Movió la pizarra Sergio y mandó a Abraham por Víctor Álvarez tratando de ganar el control en la medular; lo que ganó fue un par de metros el Espanyol, pero carecía de fuerza en ataque porque Caicedo anda en Babia. El fichaje estrella del verano, se fue entre tímidos silbidos y Stuani dinamizó el juego de ataque.

Manso el Villareal, esperaba su oportunidad para sentenciar el partido. Primero fue Uche el que le dio vida al Espanyol. En otro despiste, el delantero nigeriano quedó mano a mano contra Casilla, pero le regaló el cuero al portero catalán antes de que Fuentes salvara un disparo de Vietto, tras una gran jugada de Giovani por la banda izquierda, cuando se mascaba la puntilla. No liquidó el Villareal y los muchachos de Sergio, con algo de aire, se fueron a acechar a Asenjo. Por pura gallardía.

Bastó. Reclamó el Espanyol dos penaltis por dos bravuras de Stuani en tierra de Asenjo. Y a la tercera tuvo su premio. Luchó el ariete uruguayo por los cielos un balón con el portero y el cuero le quedó a Colotto para conseguir lo impensado: un agónico empate. El argentino firmó las tablas en un partido que dejó un sabor dulce, después del largo trago amargo que fue el partido. Falto de juego y de idea, se ganó por empuje un punto y algo de aire para el Espanyol, que todavía sigue sin definir su atuendo y ya mira al abismo de la cola.