La última estación, el último tren

Cuando las espadas están en alto, el filo importa poco. Cuenta más la mano que sujeta la empuñadura. El Athletic, colista, un punto, o sea dos derrotas y un empate, al borde del precipicio, se aferra al último mandoble. "No", respondió sin añadir nada más Valverde cuando se le requirió por la sensación de que igual hay que aspirar al tercer puesto de acceso a la Liga Europa (de gratos recuerdos en Bilbao).Un no sencillo y tajante.

Un no con la esperanza que se tiene cuando el protagonista de la película cae una y otra vez ante el enemigo y todo el cine espera que se levante y acabe la trifulca. "Nosotros queremos ser protagonistas", dijo Julen Lopetegui, técnico del Oporto, para definir la actitud de su equipo en Bilbao, donde si gana sellaría la clasificación. Héctor Herrera, el centrocampista mexicano del Oporto, utilizó tres palabras para definir el partido: "Importante, difícil y bonito de jugar". Es la distancia que separa al líder del colista, por más que el grupo sea escueto y la competencia, corta.

Valverde hará más cambios, no para preservar al equipo de gala, sino con la intención de impulsarlo

De hecho, el Athletic, con un escuálido punto, aún puede aspirar a todo y a nada. Pero todo y nada pasan por el partido ante el Oporto. Una derrota le condena a jugarse el último día el tercer puesto con el BATE bielorruso, la cenicienta que le desnudó en Borisov en la segunda jornada. Una victoria le transmite la posibilidad de seguir en la máxima competición, aunque obligado a ganar sus dos siguientes partidos. Un empate le deja en el limbo, pero más dormido que despierto. Algo parecido a la extremaunción.

San Mamés es la última estación del último tren. Una parada a la que no podrá acudir Aduriz, el insigne goleador, por una rotura muscular. Valverde hará más cambios, no para preservar al equipo de gala, sino con la intención de impulsarlo. Sabe que San Mamés no acepta especulaciones ni condolencias. El Oporto sabe que le quedan más visados en la guantera.