El Madrid mide su romanticismo
El conjunto de Laso, liderado por Llull y Bourousis, supera sin apuros (90-71) a un Valencia mustio
El Madrid vence con la misma solvencia que el curso pasado, pero ahora dosifica su romanticismo para no repetir el desengaño amoroso que sufrió en primavera. Mezclan los de Laso tramos de excelso baloncesto con otros de gestión funcionarial y les basta, de momento, para vencer con suficiencia a rivales con mucho menos repertorio. Cayó en esta ocasión un Valencia mustio, alejado del vigor y la frondosidad con la que se impuso hace seis meses en el Palacio en la que fue la primera derrota de los blancos en Liga. Llull y Bourousis lideraron una faena coral que deja al conjunto madridista al frente de la clasificación acompañado sólo por el Unicaja tras la derrota del Barça en el Palau ante el Joventut.
R. MADRID, 90 - VALENCIA, 71
Real Madrid (25+26+20+19): Rivers (2), Rudy (9), Ayón (5), Llull (10) y Bourousis (15) -equipo inicial-, Maciulis (6), Nocioni (10), Carroll (8), Reyes (12), Rodríguez (3), Campazzo y Mejri (10).
Valencia (12+16+27+16): Ribas (8), Van Rossom (6), Sato (3), Lucic (4) y Loncar -equipo inicial-, Lishchuk (7), Martínez (16), Dubljevic (20), Vives (2) y Buycks (5).
Árbitros: Emilio Pérez, Carlos Peruga y Jacobo Rial. Sato (min.33) y Martínez (min.40) fueron eliminados por cinco personales.
10.028 espectadores en el en el Palacio de los Deportes.
Con una defensa aplicada de manos rápidas y ayudas solidarias, el conjunto de Laso desmontó de un plumazo a un Valencia destemplado. Seis pérdidas de balón y unos pésimos porcentajes de tiro condenaron a los visitantes en el primer cuarto y les hicieron perder el paso en el partido (25-8, m. 9). El trabajo de Bourousis y Ayón en la pintura, la intensidad de Llull en la dirección y la hiperactividad de Rudy a pista completa lanzaron al Madrid sin que Perasovic encontrara la tecla para echar el guante a los blancos. Apenas dos canastas anotaron los naranjas en los primeros nueve minutos.
El primer acto finalizó con un concluyente 35-4 en la valoración de ambos equipos y aún no se habían incorporado al arsenal blanco Sergio Rodríguez, Felipe Reyes y Jaycee Carroll. Como si continuara jugando el partido del jueves en la Euroliga, el héroe ante el Nizhny se estrenó frente al Valencia con otro triple estratosférico, pero en esta ocasión fue el Chacho el que desató los ratos de fiesta. Media docena de asistencias de su excelso catálogo y un triple del base canario dejaron la contienda vista para sentencia antes del descanso (51-28, m. 20).
Ni rastro del rival que el 27 de abril de este año firmó la primera derrota del Madrid en la Liga tras 27 jornadas de imbatibilidad. Aquel día, blancos y naranjas protagonizaron una oda al baloncesto. Un conmovedor homenaje al espíritu competitivo. Un partido memorable con 215 puntos (105-110), el duelo más anotador sin prórroga en el último lustro. Aquel día, los de Laso estuvieron a punto de levantar 23 puntos de desventaja en el último cuarto (66-89, m. 31), pero no les alcanzaron las fuerzas a pesar de los 39 puntos que anotaron en los últimos nueve minutos, para salvar el basketaverage. Esta vez, no hubo épica porque el Valencia es una sombra de aquel equipo. Ya sin el MVP Doellman y con Harangody lesionado (el mejor de su equipo hasta la fecha con 14,5 puntos, 6,8 rebotes, 1,3 robos y 15 de valoración media), Perasovic no encuentra un cabeza de cartel que acaudille a la tropa.
No hubo noticias en el Palacio ni de un desquiciado Sato ni de un timorato Lucic. No tuvo mucho carrete el prometedor Guillem Vives. Apenas contó el Valencia con algún momento de inspiración episódica de Buycks y con la clase de Dubljevic. Poco argumento ante un equipo profundo en el banquillo e infinito en la pista. El pívot montenegrino del Valencia se procuró a duras penas los puntos (con 20 fue el máximo anotador del partido), mientras Bourousis encontraba el constante suministro de Llull y el Chacho (10 asistencias). El griego encontró además el acompañamiento del "rústico" Nocioni, que en su pragmatismo ejemplifica el nuevo alma del Madrid. Una mezcla de la magia del Chacho con la brega de Bourousis, de brillo y mate, de excelencia y dispersión. Todo bien medido en un grupo extenso que tramitó con suficiencia los minutos finales. Sólo los primeros puntos de Rafa Martínez acortaron momentáneamente la renta (69-55, m. 29), pero fue un espejismo. La estadística de rebotes (41-27) y la de valoración (118-57) retrataron la superioridad de los locales. "Hay que bajar más el culo atrás. El margen de mejora pasa siempre por la defensa, en ataque siempre habrá alguno que tenga el día. Esto es largo y vamos mejorando poco a poco", resumió Nocioni.
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