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Varane, por encima de todos

El central, con dos goles de cabeza, Chicharito y Marcelo resuelven ante un aseado Cornellà

Jordi Quixano
Chicharito celebra su gol, con Khedira al fondo.
Chicharito celebra su gol, con Khedira al fondo. Toni Albir (EFE)

La ilusión del Cornellà fue etérea y vaporosa porque no alcanzó para abrumar al Madrid, actual campeón europeo, que contribuyó al espectáculo porque no metió el pie ni los codos, sino que trató de ser autoritario y magnético con el esférico entre los pies. Más toque que carreras resueltas en primera instancia por la cabeza de Varane, después por el cazafortunas de Chicharito, que no entiende un partido sin su gol, y rematadas por el acróbata Marcelo. Un duelo exigido al principio; un recreo al final.

Cornellà, 1-Madrid, 4

Cornellà: Segovia; Joel Marín, Pelegrí (Marti Tapia, m. 56), Dani Martí, Arnau Tobella; Xemi (Luis Gaudioso, m. 70), Sergio Gómez, David García, Pep Caballé; Óscar Muñoz y Josele (Álex Gallar, m. 56). No utilizados: Joaquin y Iñigo Alberto.

Real Madrid: Navas; Arbeloa, Varane, Nacho, Carvajal; James (Marcelo, m. 60), Illarramendi, Khedira, Isco (Medrán, m. 75); Benzema (De Tomás) y Chicharito. No utilizados: Pacheco y Jaime Sánchez.

Goles: 0-1. M. 9. Varane. 1-1. M. 19. Óscar Muñoz. 1-2. M. 35. Varane. 1-3. M. 52. Chicharito. 1-4. M. 75. Marcelo.

Árbitro Jaime Latre (Aragón). Amonestó al local Joel Marín y al visitante Varane.

28.895 espectadores en el Power 8 Stadium de Cornellà-El Prat.

Aunque dio carrete a jugadores menos habituales, no se le ocurrió jugar a la ruleta rusa a Ancelotti, que alineó a cuatro intérpretes del clásico aliñados por internacionales como Keylor Navas, Varane, Khedira y Chicharito. Pero, conscientes de la diferencia de caché —el oponente es un recién ascendido a Segunda B— y fútbol, pretendieron disputar el duelo para divertirse y gustarse, dicharacheros con el balón controlado aunque con el gesto torcido en las escasas ocasiones que les tocó perseguirlo. Entendieron que no había rival para correr de más y quizá por ello sólo cometieron una falta en todo el primer tiempo. Pero se equivocaron porque el Cornellà es un equipo muy bien trabajado por Jordi Roger y su segundo Iñaki Cabrera, profesor en la escuela de técnicos de la federación catalana. Así, con permiso de los deliciosos movimientos de ruptura y de apoyo de Benzema, además de los destellos de superdotado del balón de Isco, sólo Varane fue capaz de traer de cabeza al rival en el primer acto.

No atendió el Cornellà al DNI del rival, sobre todo porque se empecinó en iniciar las jugadas de fondo con un pase corto al central o al mediocentro en busca de una salida limpia. Fue imposible porque a la que saltaban Benzema, Isco o James, la zaga se expresaba con un pelotazo con cierta intención. Y en uno de esos se llevaron el premio gordo. Fue Juanele el que lanzó el obús y Óscar Muñoz quien bailó con su cuerpo y con el de Arbeloa -—al corregido por Varane— para girarse sobre su eje. Y al pisar área ante la salida desesperada de Navas, le pegó con empeine y alma a la red. El gol se festejó lo justo, sobre todo porque por esta vez no faltó razón en la mofa histórica del Barça sobre el Espanyol, esa que tilda al estadio periquito de segunda casa blanca.

Antes de eso ya había avisado Khedira, que por momentos recuperó su versión alemana, más vertical que horizontal. Lo hizo con un remate de cabeza tras llegar desde atrás, pero careció de dirección. No le sucedió lo mismo a Varane, el Empire State de Cornellà. Primero se alineó con James y después con Isco y el portero Segovia, que salió en busca del balón y se quedó con el aire. Dos saltos, dos remates y dos goles del francés, que lanzó guiños y gestos de complicidad para el doctor del equipo. Suficiente, en cualquier caso, para desbravar la gallardía y la efusividad de las piernas del Cornellà, con la lengua fuera en el segundo tiempo.

Tocaba con pausa y desde atrás el Madrid, bien dirigido por un Irrallamendi que repartía el juego con equivalencia. Benzema tiraba desmarques, Isco agitaba el encuentro con sus quiebros y movimientos de cintura, James buscaba aliados para una pared que nunca le llegó y Marcelo rompió el encuentro al entrar. Pero fue Chicharito el que selló el triunfo con un gol de oportunismo al ponerle el lazo a un balón perdido en el borde del área. Y la alegría, la guasa y hasta la provocación corrió por cuenta de Marcelo, que resolvió un zigzagueo de Isco con su remate y su voltereta tras el gol definitivo. Partida y eliminatoria finiquitada para el Madrid, que deberá comparecer en el Bernabéu para no hacer el feo, exigido por el formato desalentador para las gestas homéricas de la Copa.

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