Àlex Márquez, a la sombra del campeón
El hermano pequeño de Marc, que no hace nada sin su compañía, tiene en Sepang su primera oportunidad para ganar el título de Moto3
Es tan difícil dibujar un perfil de Àlex Márquez sin hablar de Marc como difícil ha sido para el primero crecer ajeno a las gestas de su hermano mayor o no dejarse arrastrar por su entusiasmo. Sus vidas son casi la misma. Aunque ellos son tan diferentes como lo son sus rostros. El mayor heredó los ojos menudos de su padre, Julià, y su calma; el pequeño tiene la misma risotada que la madre, Roser, y es, como ella, un polvorilla. “Siempre fue el gracioso de la casa, el de la coña. Y despertó mucho antes que su hermano, que era más vergonzoso”, explica Julià, que los sigue allá donde vayan. Después de que su primogénito se proclamara campeón de MotoGP por segundo año consecutivo, el benjamín pelea por llevarse el título de Moto3 en el que es, sólo, su segundo año completo en el Mundial. Tiene 20 puntos de ventaja respecto a Miller (que saldrá desde la pole; Àlex saldrá quinto) y necesita quedar por delante del australiano o esperar a cerrar su remontada en Valencia, que acoge la última carrera del año.
Dos títulos en juego
Moto3.
Márquez, que sale desde la segunda fila, será campeón de Moto3 si: gana y Miller no acaba segundo; es segundo y Miller no sube al podio; es tercero y Miller acaba sexto o peor; es cuarto y Miller acaba noveno o peor; es quinto y Miller acaba 11º o peor; es sexto y Miller acaba 12º o peor; es séptimo, Miller acaba 13º o peor y Rins no gana la carrera; es octavo, Miller acaba 14º y Rins no gana la carrera; es noveno, Miller 15º o peor y Rins no gana la carrera; es 11º, Miller no suma ningún punto y Rins no gana la carrera.
Moto 2.
Tito Rabat, que sale desde la pole, será campeón si: Kallio gana y él acaba séptimo o mejor; Kallio es segundo y él acaba 12º o mejor; Kallio acaba más allá de la segunda posición.
Pero, ¿quién es Àlex Márquez? Es, básicamente, un tipo feliz. Un chaval de 18 años despreocupado y alegre. Uno que de niño decía que de mayor sería “el mecánico de Marc”. Pero al que desde que se subió a la moto ya no hubo quien lo bajara, relata su padre, que recuerda que pudo pasar de los circuitos de karts a los grandes por la ayuda del RACC. Quería hacer velocidad, como su hermano, pero pasar de la Metrakit de 70cc a una PreGP de 125cc costaba un dinero que la familia, que ya hacía suficientes esfuerzos, no tenía. Y el pequeño Àlex se jugó el puesto (y lo perdió) en el equipo de Emilio Alzamora, su representante, con Àlex Rins, su actual compañero, ante quien también perdió el Campeonato de España. Eso sí, lo ganó al segundo intento. Y desde entonces no ha parado de crecer. En el sentido literal (mide 180cm), y como deportista.
“Es muy cariñoso, muy atento y detallista, de los que te regala un casco firmado cuando acaba el año o los guantes estropeados tras una caída, para que los guardes de recuerdo”, cuenta Jordi Castella, que el año pasado trabajó con él y es uno de los mecánicos de Márquez en Honda. Los conoce a los dos desde pequeños: los recogía del colegio una vez por semana, los llevaba a comer a casa de la abuela Sole, y se marchaban a entrenar. Era en aquella época en la que Àlex todavía no entendía de competición. “Era muy raro de pequeño, bastante despistado. Él sólo jugaba. Marc siempre supo cuándo estaba en una carrera y quería ganar siempre; él no, él salía a pasárselo bien. Y, a veces, se paraba en mitad de la carrera. ‘Ya los atraparé’, me decía”, sonríe Julià.
No es un dibujo muy distinto del de ahora. “Àlex se presiona bastante menos que Marc, que es muy perfeccionista”, añade Castella. Y cree que tiene la explicación: como siempre fue muy alto ha estado mermado en las categorías pequeñas; y aunque siempre se supo rápido, tenía respuestas lógicas cuando los resultados no salían. Y no se hacía preguntas de más. “Eso le hacía pilotar sin esforzarse tanto o volverse loco por encontrar sus propios límites. Era feliz si competía con los mejores, si estaba a punto de hacer la pole, o a punto de ganar. Nunca le obsesionó la victoria”, reflexiona.
Ahora, Àlex sigue cobijándose a la sombra de su hermano, tres años mayor, a quien espera siempre para salir a entrenarse, hacer bici, correr o nadar. Sin él no va a ninguna parte, cosa que no hace el mayor, más autónomo y menos holgazán: “Es Marc el que tiene que decirle: ‘vamos a entrenarnos”, indica Castella. “Están todo el día juntos. Y Marc es el que manda; el otro se deja llevar, porque siempre ha sido el pequeño de la casa”, sonríe el padre. Con Marc se entrena y planifica las carreras con motos de dirt track o de motocross. “Simulan situaciones de cuerpo a cuerpo, se esperan y se buscan en la pista para hacerse adelantamientos. El hermano mayor le enseña a meter rueda, a no dejar pasar a los otros, a cerrar huecos, trucos que él todavía está aprendiendo”, relata Castella.
La progresión de Àlex en los últimos años ha sido tal que el proyecto que pensó para él Alzamora se ha reducido de dos a tres años y en 2015 dará el salto a Moto2. Lleva sólo dos temporadas completas en el Mundial —hizo algunas carreras sueltas hace tres años— y ya está peleando por el título de Moto3. “Ha crecido a pasos agigantados. Es muy preciso en las trazadas, regular y constante”, explica el representante. “Es más preciso que yo, siempre va por la misma línea y pilota muy suave, no como yo que siempre me voy ancho”, le alaba su hermano. “Sacamos los codos de una forma muy parecida, pero yo pienso un poco más encima de la moto que él”, le pica el pequeño. Lo que no confesaron en público es que esa cualidad Marc se la echa en cara: “No tienes que pensar tanto encima de la moto”.
Àlex, un bálsamo de aceite, sigue sin fustigarse o bloquearse si los resultados no son los esperados. “Es de agradecer porque eso libera al equipo de presión y a sí mismo, y es algo que no todos los pilotos saben hacer”, cierra Castella. Además, cuando tiene una buena oportunidad, la aprovecha. Como aprovechó aquel año con el RACC para seguir abriéndose paso. Como intenta aprovechar este, con trabajo y confianza en un proyecto, con Honda (en lugar de KTM) del que muchos dudaron al principio. Él no.
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