El colista se rebela ante el invicto
El Deportivo, impecable, respira tras superar a un Valencia sin intensidad Marcaron Gayá, en propia, Lucas Pérez y Toché
El marchamo de invicto del Valencia murió en Riazor ante un rival que le recibía como colista. Acabó con una goleada que aclara el panorama sobre las aspiraciones del equipo de Nuno y las ilusiones de quien pudiera apuntar a lo más alto. Más allá de su excepcional inicio de campaña está la exigencia de un campeonato que no permite dudas y que castiga como nunca los tropiezos en escenarios propicios. En una Liga donde el listón del título se sitúa en el entorno, o por encima, de los noventa puntos, el fiasco inesperado ante equipos sobre el papel inferiores lamina cualquier deseo de llegar a esa cota. Porque primero está el marcador y luego las sensaciones. En alguna otra salida ya había dejado dudas el Valencia, en Riazor cayó con estrépito y merecimiento.
Acabó el partido y el estadio se alzó para ovacionar a los suyos. Ya lo había hecho al descanso cuando algunos futbolistas se iban abrazados a la caseta, con la satisfacción provisional del trabajo bien hecho, con la grata sensación de la revancha. La última vez que habían jugado como locales se marcharon silbados y entre reproches, el último partido en Sevilla tocaron fondo. El Deportivo es hoy un modesto de Primera, pero cabe pedirle siempre un mínimo en lo futbolístico y en el esfuerzo, un escueto tope al que no se había acercado en la jornada anterior y que propició quince días de reuniones y contrición. Lo superaron con la zozobra de algún desajuste, pero la serenidad de un equipo honrado en el trabajo. Atrás quedó el Valencia, el más ilusionante en bastante tiempo, superado, con pocos recursos para enfrentar una zaga cerrada y doliente cuando lo exponían al galope.
Deportivo, 3-Valencia, 0
Deportivo: Fabricio; Juanfran, Insua, Sidnei, Luisinho; Wilk, Medunjanin; Cuenca (José Rodríguez, m. 77), Lucas Pérez (Juan Carlos, m. 57), Luis Fariña y Cavaleiro (Toché, m. 62). No utilizados: Lux, Laure, Diakité y Álex Bergantiños.
Valencia: Yoel; Barragán, Mustafi, Otamendi, Gayá; Parejo, Javi Fuego (De Paul, m. 75), Filipe Augusto (Feghouli, m. 45); Rodrigo, Paco Alcácer y Piatti (Carles Gil, m. 45). No utilizados: Diego Alves, Joao Cancelo, Rubén Vezo y Zuculini.
Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Luis Fariña, Juanfran, José Rodríguez, Filipe Augusto, Feghouli y Parejo.
Goles: 1-0. m. 36. Gayá, en propia puerta; 2-0. m. 43, Lucas Pérez; 3-0. m. 78, Toché
Riazor. 21.908 espectadores.
El Deportivo ganó porque subió varias marchas respecto al rival. Sufrió en aspectos puntuales que le pudieron dañar: las dudas para tapar la espalda de su lateral Luisinho o alguna desatención defensiva sobre todo en el repliegue tras no finalizar las acciones de ataque, importante detalle sobre el que deberá incidir. Pero jugó a cámara rápida el Deportivo y se incomodó el Valencia, incapaz de sujetar ya de inicio la alternancia de posiciones de los tres mediapuntas y el delantero en los que confió Víctor Fernández. Cuestionado por los resultados, el técnico aragonés introdujo seis cambios respecto a su última alineación, a un séptimo futbolista (Juanfran) lo reubicó en el lateral. Ganó un nuevo aire, fue más voraz en defensa, donde sobresalió el polaco Wilk ante la zaga, y punzante en ataque. El Valencia asistió al despliegue rival con la displicencia del que sabe superior. Esperó su momento, pero mientras llegaba se encontró con dos goles y la sensación al descanso de estar roto. Encajó un gol fantasma en propia puerta tras un saque de esquina que botó Medunjanin justo después de haber enviado un libre directo al larguero. A la espera de la tecnología que ya impera en la Premier League para resolver ese tipo de situaciones, en España se recurre al ojímetro. El del asistente de Estrada Fernández vio el balón dentro desde treinta metros de distancia. El golpe castigó aún más al Valencia, que se descompuso y propició un agujero que aprovechó Lucas Pérez para marcar el segundo la tarde de su debut.
Nuno recompuso a su equipo tras el descanso, ya lo había hecho de inicio cuando una lesión en el calentamiento de Diego Alves dio la alternativa al meta Yoel. Retiró del campo al irrelevante Filipe Augusto y al desapercibido Piatti, dio las alas a Feghouli y Carles Gil y plantó un 4-4-2 con Paco Alcácer y Rodrigo muy juntos, quizás un preludio de lo que espera cuando acople a Negredo en el equipo. El Deportivo se quedó sin la pelota, que tampoco nunca había querido, pero sobre todo perdió algo de aliento. El marcador obligaba al Valencia, el esfuerzo lastraba a los locales, pero Víctor Fernández actuó con corrección y relevó a sus dos hombres más adelantados para que la presión inicial no se rebajase. Riazor contuvo la respiración y abrió el paraguas como cuando se avecina el peor de esos chaparrones que recibe desde el cercano océano.
El Valencia interpretó bien la situación, pero ejecutó mal. Abrió el campo y, sobre todo, Carles Gil comenzó a producir. Conectó con Rodrigo, que ya había sido su futbolista más incisivo cuando operó por la banda derecha en la primera parte, pero no llegó a Paco Alcácer, que pareció menos prolífico en el desmarque de lo que acostumbra. Le faltó ese punto de codicia al Valencia, le faltó frescura tras el refresco que pretendió su entrenador porque además el Deportivo gestionó con solidez el reloj y la ventaja antes de encontrar en un solo pase un latifundio ante Yoel para que Toché le diese con el tercer gol la tranquilidad de un triunfo balsámico que le saca de las catacumbas de la tabla, también del descenso.
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