“Llegó un momento en que todo el mundo esperaba que fallara”
Entrevista con Marc Márquez después de proclamarse campeón del mundo de MotoGP por segundo año consecutivo
No para de sonreír. Como siempre. Sonríe tanto que tuvo que matizar hace unos días, al ponerse la corona de campeón del mundo de MotoGP por segundo año consecutivo, que no por eso le costaba menos esfuerzo ganar. Marc Márquez (Cervera, Lleida; 21 años) sigue en ruta. Y ha llegado a Australia con la misma obsesión con la que empezó el campeonato: ganar. Ya se contuvo lo suficiente en Japón.
Pregunta. ¿Ya se ha recuperado de la fiesta de celebración?
Respuesta. Me costó recuperar la voz al día siguiente, pero lo disfrutamos como tocaba. Cantamos, gritamos e hicimos de todo. En Narita tampoco hay gran cosa, un karaoke y poco más. Lo volveremos a celebrar, seguro.
P. Al ganar subrayó que había lidiado con mucha presión.
R. Sí, le di mucha importancia porque al haber ganado tantas carreras parece que haya sido fácil. Pero yo sabía que en un Mundial de 18 pruebas iba a fallar en alguna. Y durante el campeonato, a medida que iba ganando carreras iba creciendo la presión. Debería ser al revés, ya que iba aumentando la ventaja, pero no era así. Llegó un momento en el que todo el mundo estaba esperando a que fallara. Y me costó asimilarlo: salía a las carreras pensando que tenía que ganar, que no podía ser segundo. Y el caso es que podía ser segundo y hasta tercero, no hubiera pasado nada. Pero eso sólo lo piensas en frío. A mí siempre me ha gustado tener algo de presión, porque te obliga a estar más atento, a controlarlo todo. Y aunque la he gestionado bastante bien, a veces estaba un poco inquieto, nervioso.
P. Apostó por completar el equipo con sus mecánicos de confianza, que no tenían experiencia en MotoGP. ¿Sufrió también por ellos?
R. Sí, sobre todo por ellos. Porque yo estaba seguro de que lo iban a hacer bien. Pero en una fábrica tan grande, con tantos años de experiencia, al nuevo se le mira con lupa. Me decían: 'estoy trabajando y tengo a un japonés por detrás mirando cada cosa que hago'. Me decían que el pelo se les iba a caer pronto, que había demasiada presión. Pero no han cometido ni un fallo.
Montmeló fue especial porque estuve peleando con Lorenzo, con Pedrosa y Rossi”
P. ¿Han perdido mucho peso?
R. Sí, han adelgazado bastante. De hecho, tengo una apuesta con Jordi, uno de ellos. En Valencia tiene que entrar en mi mono, si no tendremos que dar una vuelta a la pista de Cheste.
P. ¿Cómo se encadenan 10 victorias seguidas?
R. Con las primeras fui cogiendo confianza, hay más pilotos que han ganado tres y cuatro carreras consecutivas, se podía hacer. Pero llegó un momento, en Montmeló, en que se me giró la tortilla: cada vez me sentía más nervioso, más tenso. Aunque la confianza y la motivación siempre estuvieron ahí. En Brno, donde terminé cuarto, me preguntaba qué había pasado. Y me costó mucho concentrarme en la segunda parte de la carrera, cuando fui consciente de que no llegaba y que mis rivales se escapaban. Es muy difícil llegar al punto en el que asimilas que tienes que conformarte con ser cuarto, más si vienes de ganar diez carreras.
P. ¿Fue esa una de las carreras más difíciles de la temporada?
R. Me encontré bien durante todo el fin de semana, pero el domingo sí lo pasé mal. El neumático patinaba mucho y no entendíamos por qué, ni sabía si era yo que el que no había sido capaz de gestionar las condiciones de la pista tan bien como mis rivales. Por suerte tuvimos un test el lunes para entenderlo todo, porque si no la semana de después hubiera sido dura.
P. ¿Tiene la necesidad de saberlo todo?
Las primeras carreras, hasta Le Mans, podía gestionarlas sin ir al 100%, fueron fáciles”
R. Sí. El primer año cuando algún entrenamiento o carrera me costaba más entendía que era simplemente porque era mi primer año o porque el circuito se me atragantaba con la MotoGP, pero ahora cuando me cuesta sé que pasa algo. No asimilo el no pelear por la victoria y eso me hace analizarlo todo.
P. ¿Cuál ha sido su mejor carrera?
R. Hay muchas, pero quizá el domingo más especial fue el de Montmeló porque fue una carrera muy chula y estuve peleándome con Lorenzo, con Dani y con Rossi. Gané en casa y además fue el primer domingo que ganábamos mi hermano y yo a la vez. Fue emocionante.
P. ¿Empezó con una moto que estaba un escalón por encima de la Yamaha?
R. En las primeras carreras iba mejor. Pero supongo que era por un cúmulo de cosas. La Yamaha no iba tan mal y se nota en que Jorge está acabando muy bien la temporada. En un año una moto no cambia tanto. Nosotros fuimos siempre en la misma dirección y muy bien desde el principio. Aunque apenas tuvimos pretemporada, supimos entender en invierno cómo trabajar con los nuevos neumáticos y me encontré muy bien con el chasis nuevo que me hizo Honda. A Dani, por ejemplo, no le gustaba y ha corrido con el del año pasado.
P. ¿Le faltó oposición en la primera mitad de la temporada?
R. En las primeras carreras, quizá hasta Le Mans, las victorias salieron más fácil. Fueron triunfos cómodos. Podía gestionar las carreras sin necesidad de ir al 100% todas las vueltas. Eso me permitía tener un margen de seguridad: hasta Montmeló no me caí ni una vez cuando el año anterior por esas fechas ya llevaba unas cuantas caídas. Luego se fueron acercando, tanto las Yamaha como Dani. Y desde Mugello las carreras han estado más apretadas.
P. Pidió a Honda una moto imperfecta, para poder mandar más que ella. ¿Le ayuda eso a ser competitivo en cualquier circunstancia?
R. Puede ser. Pero depende del estilo de cada uno. A Jorge la moto prácticamente no se le mueve, va siempre muy estable. Pero ese no es mi estilo. Si buscas la moto perfecta, que no se mueva nada, llegas al límite más pronto. Yo quería una moto que me permitiera cometer errores, que se moviera a la entrada de la curva, pero me permitiera entrar aunque no hiciera la línea perfecta. Todas las motos se me han movido siempre bastante. Con una muy rígida o muy precisa voy más tenso porque sé que si se mueve o me iré fuera o me caeré.
P. En una entrevista reciente Doohan subrayó que se le da igual de bien que a él el juego psicológico.
R. Yo siempre digo que por mucho que quieras comerle la moral a un rival, donde tienes que hacerlo es en la pista. Allí es donde mejor se consigue. Puedes hablar mucho, pero donde mejor se juega psicológicamente es en la pista y no hay mejor manera de hacerlo que estar siempre primero. Eso te hace tener más confianza.
P. Recuerdo un “mi salida ha sido buena, pero la de Jorge ha sido mejor”, después de que Lorenzo se saltara la salida en Austin...
R. Aquello fue después del podio... Me salió así. No diré que está bien hecho, pero hay que soltar una de estas de vez en cuando. Todos lo hacen.
P. ¿Qué le hace conservar las ganas de seguir ganando?
R. El entorno. No es lo mismo ganar solo que con un equipo. Disfrutar de la victoria uno solo para mí no tiene sentido. Tú peleas por la victoria no para sentirte el mejor, sino para poder disfrutarlo y sentirte feliz. Ganar y ver que tu equipo también lo vive y se va de fiesta contigo es lo que te hace mantener esa motivación.
P. Siempre tiene a Valentino en la punta de la lengua, ¿su objetivo es emularle?
R. No se trata de emularle, pero siempre ha sido mi referente en la pista y fuera. Lo ha gestionado todo muy bien. Su palmarés lo acredita. Así que aprendo de él. Pero nunca se puede copiar a otros, cada uno es como es.
Lo que me motiva es ganar y que mi equipo lo viva y se vaya de fiesta conmigo”
P. ¿Cómo piensa ayudar a su hermano Àlex a ganar el título de Moto3?
R. Es difícil, porque puedo aconsejarle, pero en la pista estará él solo. Y yo sé que por mucho que te adviertan de los errores, no aprendes de ellos hasta que no los cometes. Sé que es difícil gestionar las últimas carreras de un campeonato, pero lo único que puedo hacer para ayudarle es estar con él, que nos entrenemos juntos y lo hagamos todo juntos para que no esté obsesionado con el campeonato.
P. Y encima querrá ganar la 12ª carrera del año e igualar el récord de Doohan.
R. De aquí a que termine la temporada, sí. Lo intentaré este fin de semana, a ver qué pasa.
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