Del Bosque afronta la crisis
El seleccionador, cuestionado por los últimos resultados, asume las críticas y plantea cinco cambios en el once titular para el encuentro de hoy contra Luxemburgo “Diego Costa no es un problema”, asegura el técnico
Habla Del Bosque en la carpa que sirve de improvisada sala de prensa junto a una de las gradas del pequeño estadio del Josy Barthel, hace un frío que hiela, y resuenan alarmas de ambulancias que pasan zumbando por la carretera contigua, camino del centro histórico de Luxemburgo. España juega esta noche (20.45, TVE-1) lo que debía ser un partido caramelo, ante 8.000 personas y frente a una selección menor, pero que se ha convertido en un marrón tras la derrota del pasado jueves ante Eslovaquia (2-1), que le deja segunda del grupo y llena de dudas el entorno de un grupo que trata de levantarse a cada paso que da desde que volvió del Mundial de Brasil. Una espina inesperada muy especialmente para Vicente Del Bosque, que tras la debacle mundialista no se borró, no escuchó las voces que le aconsejaban dimitir —"en este país siempre se pide que dimitan los mismos", se le llegó a oír— y se atrevió con la faena de reanimar a un moribundo. Y en eso estaba cuando le tumbaron el jueves otra vez.
"No hemos cambiado nada de opinión. No cambia nada mis planteamientos la derrota", dijo ayer. No le tiembla un pelo del bigote, tampoco por las críticas que está recibiendo. Pero orgullo tiene. "Tengo muchos años dentro del fútbol y entiendo las críticas. Solo puedo pedir educación deportiva y personal. Debo aceptar las críticas basadas en hechos y datos", asegura. Y ejerce de señor. Lo cierto es que La Roja encadena cuatro derrotas en los últimos seis partidos y al seleccionador si no le defienden los datos, le defienden los jugadores. Como Cesc: "Desgraciadamente hemos perdido a jugadores muy importantes", dijo Fábregas recordando el adiós voluntario de Xavi, Alonso y Villa, tres referentes absolutos de los mejores años de la historia del fútbol español; "y volver a empezar cuesta tiempo. Desde el Mundial hemos jugado tres partidos, pero parecen que hayan sido 20", añadió ayer el volante del Chelsea, que dio la cara por sus compañeros en un momento complicado. Lo hizo también Gerard Piqué, que simboliza como nadie que otra cosa no, pero en este grupo, lo que podría ser un problema se tiende a convertir en algo natural.
De Gea, Carvajal, Bernat, Cazorla o Bartra pueden tener su oportunidad con La Roja
Ayer, al central catalán le preguntaron si no era una contradicción sus manifestaciones políticas y su presencia en la selección. "No estaría aquí si lo fuera", dijo. "Parece que no se me escucha o no se me entiende, no tiene nada que ver estar a favor de la consulta, de que la gente se pueda expresar que es algo democrático, con venir con la selección, que es algo que siempre he disfrutado muchísimo y me siento súper comprometido. Siempre me he sentido uno más, como de la familia y siempre que quieran que venga estaré encantado de venir", dijo el central. "Simplemente estoy a favor de una consulta, hay 1.800.000 personas que salen a la calle y la piden. No estamos pidiendo la independencia yo pido la consulta que es algo democrático. Pero no estaría en la selección si no la sintiera". Así de normal.
Casi tanto como creíble parece el seleccionador cuando dice que España no ha cambiado su manera de jugar por la presencia de Diego Costa, que según él "no es un problema". El delantero del Chelsea lleva seis partidos sin meter un gol con España, La Roja juega para él y cuando antes ganaba, ahora no. Y aunque lo condiciona todo, no es un problema. "Siempre hemos jugado en función de los jugadores, pero siempre fieles a nuestro estilo. Nos hubiéramos equivocado de no tener a Costa", recordó ayer antes de insistir: "Llegamos mucho a gol. Sería un error cambiar". Lo cierto es que España, según dijo ayer Del Bosque, cambiará varios hombres respecto a la alineación del pasado jueves: De Gea, Carvajal, Bernat, Cazorla y Bartra pueden tener su oportunidad.
Por mucho que Del Bosque dijera ayer que la selección está ante un equipo "fresco, abierto a hacer las cosas bien, noble, con buenas intenciones y buen repliegue", sobre el papel, en Luxemburgo, donde hay más pastelerías que bancos, se esperaba que lo de mañana fuera un dulce. Es un examen. Y lo tiene que afrontar La Roja.
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