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El triunfo empírico del Espanyol

Sergio González cambia el toque por la contra para descoser a una Real sin plan ni pegada

Jordi Quixano
Los jugadores del Espanyol festejan el primer gol.
Los jugadores del Espanyol festejan el primer gol.Toni Albir (EFE)

Ajustado a su realidad, el Espanyol ha recobrado el color y el fútbol, la contra y la competitividad que pueden hacer tiritar a cualquiera. Como a la Real Sociedad, que careció de idea y plan, por más que las jugadas homéricas de Vela azuzaran el cotarro. Pero le falta un socio y eso es mucho ante un Espanyol que mueve las líneas al compás, que tiene a Sergio García, el genio del balón.

Como Groucho Marx, siempre disponible a cambiar de principios, Sergio González desechó su librillo, el de la posesión y la filigrana, para tirar de empirismo puro, pragmatismo al cubo. Así, ya no aspira el Espanyol a destilar un fútbol de salón, con el toque y pase por bandera, sino que atiende a sus limitaciones para hacer en dos pases lo que antes se pretendía en 10. La zaga no se enreda en la salida y levanta la cabeza para otear al frente, para leer los desmarques de Caicedo y Sergio García a las bandas. Y en uno de esos arrastres, Sergio, futbolista con férula —doble factura de los huesos del carpo— y sobre todo chistera, la lio gorda. Le ayudó, en cualquier caso, Zaldua, un lateral con el futuro a sus pies pero que, impaciente, pierde el sitio porque le sobran las fuerzas para cubrir el carril. Por lo que Sergio cayó al costado y le bastó con un baile de cadera para deshacerse de Mikel González. Carrera, línea de fondo y balón a la llegada de Caicedo (que le puso intención pero no el pie) y de Lucas Vázquez, que lo meció primero y lo envió a la red después. Gloria de Sergio y victoria de Lucas, que crece a cada duelo porque le sobran piernas para el quiebro y la galopada.

ESPANYOL, 2 - R. SOCIEDAD, 0

Espanyol: Casilla; Javi López, Colotto, Álvaro, Fuentes; Lucas Vázquez, Cañas, Víctor Sánchez, Víctor Álvarez (Montañés, m. 72); Sergio García (Eric, m. 89) y Caicedo (Stuani, m. 64). No utilizados: Pau; Arbilla, Salva Sevilla y Álex Fernández.

Real Sociedad: Zubikarai; Zaldua, Mikel González, Íñigo Martínez, De la Bella (Gaztañaga, m. 46); Canales (Chory Castro, m. 61), Bergara; Vela, Xabi Prieto Finnbogason, m. 70), Zurutuza; y Agirretxe. No utilizados: Bardají; Granero, Ansotegi y Pardo.

Goles: 1-0. M. 7. Lucas Vázquez. 2-0. M. 92. Stuani.

Árbitro: Melero López. Amonestó a Cañas, Javi López, Fuentes, Gaztañaga, Mikel González, Víctor Sánchez, Álvaro y Colotto.

Power8 Stadium. 18.326 espectadores.

Poco replicó de inicio la Real, estéril en la sala de máquinas porque Granero y Pardo dieron con sus huesos en el banquillo. Y Canales, por muy buen pie que tenga no sirve para el mando sino para el acelerón, para el pase que nadie ve. El problema es que ninguno se la dio, desbravados Zurutuza y Prieto. Demasiadas deficiencias para descuajaringar al Espanyol, que ya no toca pero sí se defiende de maravilla, casi siempre en campo ajeno y con una intensidad inmune al desaliento. Y como ejemplo Caicedo, que tanto le da correr hacia adelante que para hacia atrás, generoso a más no poder con la causa.

Ocurre, sin embargo, que el equipo txuri-urdin nunca se vence como ya argumentó ante el Madrid y el Celta. Impulsados por Vela, que ya le vuelve a coger el punto a la Liga, Íñigo Martínez envió su remate a las nubes y Agirretxe dejó la marca del balón en el pecho de Casilla. Tampoco atinó Gaztañaga. Tres ocasiones y cero goles, castigo que penalizó el Espanyol porque tiene oficio, capaz de cantar la nana cuando el rival anda desvelado. O de agitarlo en el último suspiro con otra contra, con un Montañés que puso el centro con el exterior del pie para que Stuani le pusiera el lazo.

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