Juego de niños para Luis Suárez
El delantero marca dos goles en el amistoso del filial ante la selección de Indonesia sub 19 ● Vermaelen, sin el alta médica, abre el marcador
Castigado por la FIFA hace exactamente tres meses por morder al italiano Chiellini en el Mundial de Brasil, Luis Suárez estuvo el verano alejado de los terrenos de juego. La apelación del Barça, aliñada con la del jugador y la de la federación uruguaya, sirvió para que, al menos, el TAS aprobara la necesidad del delantero de entrenarse con su nuevo equipo –que pagó 81 millones de euros-, además de poder alinearlo en duelos amistosos. Así, el club aceptó de buen agrado la propuesta de la selección de Indonesia sub 19, que estaba unos días en Barcelona y quería medirse con el filial azulgrana. Acción que no ha imitado la selección uruguaya para enfado del Barcelona, pues el técnico Tabárez entendió que no había lugar para tal convocatoria. Queda por ver qué hacen mañana, cuando darán la lista para los duelos frente a Arabia Saudí y Omán (el 10 y 13 de octubre). Pero esta tarde, bajo un aguacero, Luis Suárez llevó el 9. E hizo lo que sabe. Incluso Vermaelen se apuntó al recreo.
La voracidad de Luis Suárez se expresó a falta de un cuarto de hora de partido, cuando un disparo de Rolón fue desviado por un defensa rival con la mano. Ipso facto, el ariete se giró en busca del árbitro para reclamarle el penalti, después concedido y convertido por el propio Rolón. Era el 6 a 0. Pero también destiló genio y sobre todo genialidad Luis Suárez. Si bien le dedicó una mirada furiosa a un contrario por una entrada con los dos pies por delante, poco tardó el jugador en desfigurar a la ya de por sí ramplona selección indonesia. Aceptó un pase por encima de la zaga contraria y en profundidad de Halilovic para marcarse una carrera y, siempre con la zurda, controlar el esférico y rematar cruzado al palo y después a gol. Era el minuto 12. Antes, en cualquier caso, al abrir bocado, Vermaelen, que todavía no tiene el alta médica (abandonó el campo tras una hora de juego), dijo la suya. Resulta que se quedó en el área después de un córner, de un rechazo. Y solo, sin oposición, saltó y picó el balón a contrapié del portero.
Impulsado el Barça B por un Halilovic demoledor, pues imprimió el ritmo al ataque a su antojo –también hizo dos largueros-, Luis Suárez amplió su repertorio; recogió el cuero en el balcón del área, se revolvió entre dos y buscó el agujero para soltar el zapatazo con la zurda a la red. Dos dianas y más que pudieron ser, de no llegar a tiempo el portero en una estirada fenomenal a otro latigazo desde la frontal. Fue, al fin y al cabo, un juego de niños para el delantero universal.
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