Lorenzo, un piloto que no va a la moda
El de Yamaha ha mejorado al tiempo que su M1, con la que defiende su estilo fino
Si algo le sobra a Jorge Lorenzo es tenacidad. Para explicar su mal rendimiento a principio de temporada fue el primero en reconocer que había fallado en su preparación física, que se le echó el tiempo encima. Se sucedieron los errores. Y aquello impidió no sólo que él avanzara, sino que su moto progresara. “Ha cambiado el físico y a la que se ha puesto en forma han salido las cosas. Todo está relacionado. En cuanto se ha sentido mejor se ha centrado en la conducción. Se ha notado en su constancia”, concede Ramon Forcada, su jefe de mecánicos.
Clasificaciones
MotoGP: 1. Lorenzo (1,33.238), 2. Iannone (1,33.289), 3. Rossi (1,33.302).
Moto2: 1. Kallio (1,38.043), 2. Rabat (1,38.110), 3. Luthi (1,38.114).
Moto3: 1. Miller (1,42.974), 2. Ajo (1,42.978), 3. Rins (1,43.012).
El piloto mallorquín se puso a trabajar en el gimnasio y en la montaña y llegó a Indianápolis prácticamente sin vacaciones, con ocho kilos menos de peso y más músculo. Desde entonces ha encadenado tres segundos puestos. Y rozó la victoria en Silverstone. Vuelve a aspirar a ella en Misano, este domingo (14.00 horas; MovistarTV y Telecinco). “Parece que aquí vamos a tener una gran oportunidad para conseguirlo”, dice él. Y para ello saldrá desde la pole por vez primera este año, seguido de Iannone y Rossi, con Márquez cuarto. A la mejora física de Lorenzo ha acompañado una mejora de la M1.
El primer problema con el que se encontraron en Yamaha fue el nuevo neumático de Bridgestone para este año. El compuesto es más duro y ofrece menos agarre, sobre todo en plena inclinación. Aquello llevaba de cabeza a Lorenzo y a su equipo. “Para mejorar la moto necesitábamos que el piloto estuviera en condiciones. Ahora está fuerte y puede dar buenas indicaciones”, añade Forcada. Eso les ha permitido dar con una puesta a punto de base: “Ya sabemos por dónde empezar. Sabemos qué necesita el neumático en comparación con el del año pasado: una distribución de pesos diferente”, explica el técnico.
Sale en cabeza por primera vez este año; le siguen Iannone y Rossi; Márquez, cuarto
Todo ello ha permitido, además, trabajar en mejorar el aspecto más crítico hasta ahora: la frenada. Con la electrónica y las suspensiones ha logrado tener más confianza para parar la moto. Y aunque Lorenzo todavía pide más, está contento con la progresión: “Cuando la moto está derecha puedo frenar más tarde, lo que no puedo es hacer esas líneas tipo supermotard que hacen los de Honda muy por el interior de la curva”, señala el piloto. Lo que pasa, según Forcada, no es que la moto no se lo permita, sino que el mallorquín no renuncia a su estilo pulido, fino, y pasa de la tendencia, esa que han traído a MotoGP los pilotos de Moto2 como Márquez que disfrutan haciendo derrapar al rueda trasera a la entrada de las curvas.
“Le gustaría hacerlo, pero eso depende de su conducción. Pol Espargaró o Valentino lo hacen y también llevan una Yamaha. Ellos han cambiado su conducción mientras que Jorge ha modificado menos su estilo. Sin embargo, él está explotando otras cosas, como el paso por curva o la aceleración. No sé si podría frenar en recto, parar la moto, girar rápido y salir, como hacen los rivales. No sé si lo haría con la Honda, pero con la Yamaha no lo hace”, apunta el mecánico.
El mallorquín llegó a Indianápolis con ocho kilos menos y más músculo
Por eso, la prioridad en el taller del 99 es preparar una moto que no se mueva: “Para él es muy importante la estabilidad. Jorge siempre se queja de que su moto se mueve más que las demás, pero si ves las imágenes de televisión ves que no es verdad. Lo que pasa es que le afecta mucho que la moto se mueva. Por eso trabajamos en una moto muy estable en frenada, que no patine, y que no se levante de atrás en una frenada fuerte. Eso sí lo hacen a veces Pedrosa y Márquez, pero a él no le gusta”.
Lorenzo no va a la moda, defiende su estilo en la pista. Y la de Misano, con pocas frenadas fuertes y una zona de curvas rápidas y enlazadas es un excelente escenario para hacerlo. Además, las rectas ya no son un problema para una Yamaha que es unos seis kilómetros por hora más rápida y que, pese a la reducción de un litro de combustible, ya no tiene problemas de consumo.
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