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“Ellos han preparado mejor el partido”

Navarro critica el planteamiento de Orenga y parte del pabellón pide al final la dimisión del seleccionador nacional

Faustino Sáez
Navarro durante el partido ante Francia.
Navarro durante el partido ante Francia.alejandro ruesga

Jugó Francia como quiso. Sucumbió España sin respuesta. Fue una noche de escalofríos disputada entre sobresaltos y resuelta entre el drama y el asombro. Fue un dilema de identidad en el que Pau Gasol tardó en encontrarse y el equipo nunca logró entenderse. Como si el organismo del grupo hubiera interiorizado los síntomas de su líder, el todo y las partes se perdieron la telaraña de Collet. Como si Pau fuera el alma y el cuerpo de la selección su soledad final reflejó el hundimiento y la impotencia del conjunto de Orenga. “Ellos han preparado mejor el partido. Nosotros no lo hemos preparado bien. Es un fracaso”, resumió Juan Carlos Navarro. 20 de 66 en tiros de campo, 28-50 en la batalla del rebote. Un cataclismo sin referentes cercanos que, como en 2007, acabó con Pau encabezando el poema (insuficientes sus 17 puntos y 8 rebotes). Entonces hubo medalla, aquí no. Parte del pabellón estalló contra el seleccionador: "¡Orenga dimisión!".

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Para el resto de la humanidad el partido duró 40 minutos, para Pau más de cuatro horas. Faltaba una hora y media para el comienzo del choque cuando saltó a la pista. Con gesto serio, porte tranquilo y unos flamantes cascos blancos como único tocado, el pívot se dirigió al banquillo, se ajustó las zapatillas y comenzó lo que parecía el examen definitivo para determinar la dimensión de sus problemas en el aductor y su participación en el choque de cuartos ante Francia. Superó la prueba, pero España sucumbió a La Marsellesa.

Acompañado de su inseparable fisioterapeuta, Joaquín Juan, y por espacio de 14 minutos, Pau inició el entrenamiento previo al partido con unos desplazamientos laterales, después unas carreras al trote, más tarde unas pausadas entradas a canasta, acto seguido unos ejercicios con unos tensores y, por último, unos sprints a lo ancho de la pista. Concluida la faena y sin veredicto aparente, se retiró por el mismo pasillo por el que había salido y prolongó la incertidumbre hasta las 21.31. A esa hora se anunció por megafonía la salida de la selección española y, a la carrera, detrás de Calderón y Felipe, apareció Pau. Calentó con la misma intensidad que sus compañeros, sin el vendaje en la rodilla derecha que lucía desde el segundo partido del torneo, y se lanzó a por Francia. Ganó el salto inicial, pero a partir de ahí empezó a jugar contra el rival y contra sus sensaciones.

Marc Gasol, en un tiro a canasta.
Marc Gasol, en un tiro a canasta.alejandro ruesga

Su primer viaje al banquillo llegó antes que nunca, a los seis minutos tras una falta sobre Diaw, y sus primeros puntos le costaron sudores. Apenas dos tiros libres en el primer cuarto. Apenas dos canastas al descanso. Destemplado y desubicado, los pívots franceses le sacaron pronto de la zona y del partido. Nunca acabó de sentirse dentro. Cada gesto de Pau, por mínimo que fuera, movilizaba a cuatro efectivos del banquillo de España. Se desdoblaban toallas, se removían botiquines, se agitaban las sillas, se ponía toda la intendencia a su disposición. Pero sobre la pista se jugaba a lo que quería Francia.

Tardó más de tres minutos en anotar España y más de seis en llegar los primeros puntos de los pívots de Orenga. No hubo ni una sola carrera con la que romper la espesura y tan sólo hubo un triple (1 de 11 en el primer cuarto) con el que desatascar el perímetro. Los 28 puntos al descanso eran la menor anotación de la selección desde el 20-31 ante Rusia en las semifinales de los Juegos de Londres. Pero en el tercer cuarto, España ensayó la redención que nunca llegó.

Un parcial de 0-6 con cuatro puntos y un tapón de Pau iniciaron la remontada. Un alley-oop del Chacho y Rudy y un nuevo tapón de Pau cerraron el parcial con un 7-15 para España que equilibró las fuerzas. La pareja Rodríguez-Fernández levantó de sus asientos a los 13.673 espectadores que abarrotaban el Palacio, pero quedaba faena por delante. Solo Navarro acompañaba a Pau en la anotación y Francia no daba señales de derretirse en la caldera.

El marcador reflejaba un 51-45 para les bleus, quedaban cinco minutos para el final y un tapón de Gobert sobre Pau silenció a la marea roja. No hubo milagro para España.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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