“Nos ablandamos, nos faltó actitud”
Ancelotti acusa a sus jugadores de falta de concentración y los defensas apuntan a la ausencia de medios defensivos
El incendio consumía el campo madridista y Pepe gritaba como si las llamas lo estuvieran devorando en el cadalso. Gritaba dirigiéndose al banquillo y señalando el mediocampo. Una y otra vez. Como si persiguiera una reacción en su entrenador, Carlo Ancelotti, ante la evidencia del agujero negro que se abría por delante de la defensa. “No hemos honrado la camiseta que llevamos y pedimos perdón”, dijo Pepe, al salir de Anoeta, ya más sereno.
No es fácil ser central cuando la línea que cubre la zaga está formada por Modric, James, Isco y Kroos, cuatro futbolistas que originariamente fueron medias puntas. Los ajustes tácticos se complican, sobre todo cuando llevan poco tiempo compitiendo juntos y apenas se conocen. “Formamos dos líneas de cuatro”, dijo Ancelotti, que admitió cambiar del dibujo de 4-3-3 al 4-4-2. “Pusimos a James y a Isco en los costados y a dos puntas para evitar pases entre líneas y ganar los segundos balones en los pases largos. Hemos aplicado bien este esquema en la final de Copa contra el Barça, con Di María a la izquierda y con Isco a la derecha. No es una novedad; es un sistema habitual para nosotros”.
“Con Di María”. Ahí estuvo la clave, el mensaje encriptado. “Con Di María”. El de Anoeta no fue un esquema inédito en este Madrid. Lo inédito fue la concurrencia de ejecutantes que, a diferencia de Di María, no parecen preparados para las fatigas del mediocampo porque son gente sin instinto defensivo. Nadie lo expresó abiertamente, tras el partido, pero los que tienen que defender más, Marcelo, Pepe, Ramos y Casillas, lo insinuaron: los volantes no ayudan. “Lo fácil es culpar a la defensa”, lamentó Ramos. “Lo que tenemos que hacer es prestar atención”, advirtió el portero. “Somos todos culpables, no solamente los de atrás. Tenemos que defender con todo el equipo. Ahora tenemos que llegar al vestuario y hablar entre todos porque no es normal lo que ha pasado hoy”.
“Nos relajamos”, resumió Marcelo. Fue el juicio menos comprometedor. Hay dos maneras de explicar la falta de tensión defensiva. Una, en la falta de jugadores especialistas, gente con talento para la marca que resulta imprescindible para estabilizar los equipos. Otra, en la falta de voluntad de correr y hostigar al adversario. Tanto Ancelotti como los jugadores analizaron la calamidad de Anoeta por la segunda vía, porque la primera habría supuesto la denuncia pública de problemas más graves y más profundos que atañen a las altas instancias del club. “Es una derrota que no me gusta para nada”, dijo el entrenador, “porque creo que de vez en cuando puedes jugar un partido mal; pero somos el Madrid, nos hemos puesto 2-0 y nos ha faltado actitud y compenetración para ganar el partido. Esto es mi responsabilidad. Algo tiene que cambiar y va a cambiar”.
“Esto no es un problema de uno u otro jugador”, prosiguió Ancelotti. “Es general. Estamos hablando de un equipo que ha perdido todo después de media hora bien hecha. La presencia de Xabi Alonso tampoco nos habría ayudado si no había nadie concentrado. Esta derrota no la corriges con fichajes. Tenemos que cambiar nosotros, la actitud, la concentración. Kroos y James se están ambientando bien. Pero para los nuevos esto ha sido más difícil que para los otros”.
Ancelotti se mostró compungido. Serio pero tranquilo. Desde hace una semana, desde que se comenzaron a desencadenar las salidas de Alonso y Di María, el técnico se muestra taciturno. De puertas para adentro repite que la plantilla se ha descompensado de repente porque el club ha insistido en armar un equipo plagado de delanteros y medias puntas.
“Valorar este partido no es fácil”, dijo. “Fueron dos partidos. El primero de 30 minutos, de gran calidad, velocidad y concentración; y otra hora muy mala. Es difícil explicar. Concedimos faltas, córners, y la Real dio la vuelta al marcador. Lo sentimos mucho. Lo siento mucho porque no me gusta que el equipo juegue de este modo durante una hora. El problema más grande ha sido que no hemos puesto un sistema defensivo bueno para controlar al rival. Cuando tuvimos los dos goles de ventaja hemos empezado a ponernos un poquito blandos, hemos defendido mal, y nos ha faltado equilibrio sobre todo”.
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