Marquinhos por encima de todos
Con el PSG enrocado en no traspasarlo, el Barça no encuentra a otro central que reúna la velocidad y calidad necesarias para su zaga
El Barça lo tiene claro. Necesita velocidad para completar la zaga, un central que corrija con las piernas los errores, un zaguero que no sufra con el abismo de metros que hay entre su línea y el portero. Así, sólo interesa Marquinhos, central del PSG de 20 años que ayer completó los 90 minutos de la Supercopa francesa con un error de bulto, con un penalti que salvó después el meta Sirigu. Dejado de lado en el curso anterior por el técnico Laurent Blanc —apostó por Thiago Silva y Alex—, el brasileño es el verdadero y único deseo del Barça, toda vez que su compañero Silva no se toca. Ocurre, sin embargo, que el jeque catarí Hamad bin Khalifa al-Thani, máximo accionista del PSG, ha determinado lo mismo con Marquinhos por motivos que desconoce el club, si acaso sabidos por el presidente Bartomeu porque es quien ha tratado sin éxito de iniciar la negociación, lejos de presentar una oferta.
No importa que el PSG esté exigido a vender por el control financiero a modo de castigo impuesto por la UEFA por los desfases económicos de los últimos cursos, como tampoco la pretensión del jugador de marcharse al Barça, en nada mitigada porque sabe que Silva y David Luiz —fichado del Chelsea por 50 millones— le tienen ganada la partida de antemano. Pero el jeque catarí Al-Thani ya le advirtió en su día al expresidente Rosell que con ellos no se juega, entre otras porque al Barça le patrocina la empresa gubernamental Sport Qatar Investment, que le aporta 32 millones en esta temporada. Una encrucijada que es un verdadero quebradero de cabeza para la entidad porque se plantea no fichar a otro central, convencido de que Marquinhos es el que haría crecer al grupo.
Desde 2009, el club azulgrana no incorpora a un central específico
Desde hace días que el director deportivo Andoni Zubizarreta y el técnico Luis Enrique dan vueltas a la conveniencia de fichar a otro central, sobre todo porque el entrenador exige velocidad, sabedor de que el resto de las aptitudes las cubre con Piqué, Bartra y Mascherano. Por lo que en esa casilla no entra Agger (Liverpool), por más que siga gustando al área deportiva, como tampoco Vermaelen (Arsenal) ni Hummels (Dortmund). Solo gusta Marquinhos, a quien creían poder fichar al inicio del verano por el fichaje de Luiz. “Fue un rayo de luz”, cuentan desde la cúpula del Barça. Pero nanay, cerrado el jeque en banda. “Quedan cosas por hacer este verano”, expuso el viernes Bartomeu a su llegada a Birmingham, donde el Barça hizo la estadía; “los traspasos acaban el 1 de agosto y veremos qué pasa; posiblemente, hagamos algo”. Palabras que chirriaron para según quién en el club, aunque se entienden como una vía de escape para no centrar la atención en los líos jurídicos con el caso Neymar y Messi, también Luis Suárez. “Estamos trabajando en reforzar esa posición”, afirmó no hace mucho Zubizarreta; “no es cuestión de nombres, sino de un proyecto y de un rendimiento para bastantes años”. Algo, en cualquier caso, que ha bloqueado al Barça desde 2009, último año en el que se fichó a un central específico, a Chigrisnki por 25 millones. Desde entonces no ha llegado nadie —bien porque el área deportiva y Guardiola confiaron en lo que había; bien porque Sandro Rosell descartó a Agger para tratar de imponer a David Luiz; bien porque Martino prefirió entregarse a Puyol y la plantilla antes que hacer un retoque— y se han tenido que reconvertir Touré, Mascherano, Adriano y Abidal, aunque este ya se desempeñara ahí con los bleus. Y lo mismo ocurre ahora con Mathieu, que siempre se ha desempeñado por el costado —era extremo y pasó al costado de la retaguardia en el Valencia—, aunque Valverde, Djukic y Pizzi lo utilizaran en la última temporada y media como central.
Aunque gusta Agger, la entidad cree que no subsanaría las carencias de la zaga azulgrana
Aunque el área deportiva está en el ojo del huracán desde hace años por no incorporar a centrales, asumen desde el club que la crítica desaparecerá si el balón les da la razón, con más goles y puntos que los rivales. “Ya tenemos cuatro centrales”, reiteran desde el Barça. Por lo que la encrucijada Marquinhos podría desembocar de nuevo en agua.
Tampoco van a fichar a Cuadrado porque la Fiorentina reclama 50 millones —club ni siquiera ha presentado una oferta—, tanteo que sólo probaría en caso de vender a un Alves que no se quiere marchar. Así, faltan las ventas de Song (le quieren en Inglaterra pero no hay oferta) y Afellay, descartados por el club. Y es probable que, dado que no hay piernas veloces que conjuguen con la salida del balón obligada en el Barça, tampoco llegue otro central.
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