Tibidabo, playa y Passeig de Gràcia
Suárez trabaja junto a Brau, fisio del Barcelona, mientras vive unas extrañas vacaciones
Luis Suárez difícilmente olvidará sus vacaciones en este verano del 2014. No es la primera vez que las pasa en la comarca del Baix Llobregat, donde viven sus suegros desde hace años, muy cerca de Barcelona, pero sí son las primeras que vive como jugador del Barça, y las primeras que sufre sancionado por la FIFA, consecuencia de su acción durante el Uruguay-Italia en el Mundial 2014, cuando mordió a Chiellini. Todavía recuperándose del esfuerzo físico que para él supuso ponerse en condiciones de defender la zamarra celeste en Brasil, tras ser operado de una lesión parcial de menisco externo de la rodilla derecha y reaparecer el 19 de junio para marcarle dos goles a Inglaterra, Luis Suárez vive bajo arresto deportivo.
La sanción de cuatro meses, que no le impidió llegar a un acuerdo el 10 de julio con el Barcelona, que pagó al Liverpool 81 millones de euros por el jugador, sí le está haciendo complicado cuidarse físicamente durante las vacaciones porque no puede pisar siquiera un campo de fútbol.
El Barcelona ha puesto a su servicio la sapiencia de Juanjo Brau, fisioterapeuta que lleva más de 15 años de servicio al club, con el que a diario se ejercita donde buenamente puede. El delantero charrúa, que vive en un hotel con su familia, trabaja a diario para recuperar musculatura y sensaciones, porque los médicos del club saben que su recuperación premundialista se tensó al máximo. “No es normal que volviera a jugar en cuatro semanas, así que necesita cuidados”, admiten desde el Barcelona.
Consecuentemente, Suárez dedica gran parte de sus horas de entrenamiento durante estas vacaciones sin fecha de caducidad a trabajar en el gimnasio siguiendo un plan de trabajo personalizado. No puede ser de otra manera, porque los servicios médicos de la entidad necesitan que el futbolista esté al 100% el día que cumpla su sanción, el 25 de octubre. El trabajo de readaptación lo complementa con carreras por la playa y por caminos en el monte del Tibidabo, en la sierra de Collserola, que enmarca Barcelona. Durante el rato que dedica a ponerse a punto, Brau le va explicando qué representa jugar en el Barcelona y con qué se va encontrar cuando su castigo prescriba.
El jugador, que aún vive en un hotel, se ejercita por su cuenta por el castigo de la FIFA
Obligado a veranear bajo esta extraña situación, el jugador uruguayo pasa la mayor parte de las horas junto a su esposa y sus dos hijos en un hotel cercano al domicilio de sus suegros, esquivando cada vez que pone un pie en la calle, como puede, las cámaras de los fotógrafos que le han venido persiguiendo desde que llegó a Barcelona, a mediados de julio, y de cuya atención ha escapado no pocas veces mientras buscaba casa y colegio para sus hijos. De momento, sabe en qué zona piensa vivir, pero no ha encontrado hogar, y más claro tiene lo de la escuela de sus hijas gracias a los consejos de su representante, Pere Guardiola.
A Luis Suárez no resulta extraño verle pasear alguna tarde por el Passeig de Gràcia, como un turista más en la ciudad, de compras por las selectas tiendas que pueblan la calle más lujosa de la ciudad condal. Es otro de los episodios de este extraño verano de Tibidabo, playa y compras.
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