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NBA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un color adecuado

En Chicago, Pau debería encontrar la pasión perdida, recuperar los afectos y jugar para ganar

Gasol, ante Noah en un partido en enero pasado en Chicago.
Gasol, ante Noah en un partido en enero pasado en Chicago.Mike Dinovo (DIARIO AS)

Con dos años de retraso, Pau Gasol deja atrás definitivamente el amarillo. Su paso por los Lakers, mítica franquicia pero que en los últimos tiempos puede optar con garantías al título de la organización peor gerenciada,es ya historia. Pasado angelino dispar, pues lo mismo que le dio la oportunidad de jugar tres finales, ganar dos anillos y colocarle en la cima, también le señaló como uno de los causantes principales de su caída, le hizo sufrir a un entrenador que nunca supo qué hacer con él, le metieron en un sinfín de rumores de traspaso y de alguna forma devaluaron su peso como jugador. Llegado el momento de recuperar la libertad de decisión y ante sus últimos años de carrera, Pau ha optado lógicamente por buscar un equipo competitivo por encima de cuestiones monetarias, un club que le devuelva la ilusión por luchar por el campeonato.

Muchas han sido las opciones barajadas en las últimas semanas, y Chicago parece a priori un destino acertado. Estamos hablando de los Bulls, el equipo donde se convirtió en leyenda Michael Jordan, el mejor jugador de la historia. Pero no sólo de pasado glorioso vive, sino que su presente, y más con la llegada de Gasol, le sitúa en la buena dirección. Siempre, claro está, que la salud de su gran estrella, Derrick Rose, que lleva dos años casi en blanco, sea la adecuada. Con un Rose sano, la casi salvaje intensidad de Joaquim Noah y la ayuda de Pau, los Bulls deberían tener algo que decir en la próxima temporada.

Con un Rose sano, la casi salvaje intensidad de Joaquim Noah y la ayuda de Pau, los Bulls deberían tener algo que decir en la próxima temporada

Pero además del estado de Rose, hay otra incógnita a sumar a la ecuación, y surge del propio Pau. Entre la temporada fallida del cuarteto fantástico que iban a formar Kobe, Howard, Nash y Gasol, y esta última, nefasta hasta el punto de llevar a los Lakers de ridículo en ridículo, sumado a los recientes problemas de vértigo, llevamos demasiado tiempo sin poder evaluar con exactitud la capacidad actual de Gasol en la máxima exigencia competitiva. No jugó el Europeo 2013 y la última referencia son unos cuantos buenos partidos con los Lakers, pero en el estado de ruina en el que se encontraban colectivamente, pocas conclusiones fundamentadas dejan sacar. No olvidemos que se trata de un jugador de 34 años y con mucha tralla en sus piernas. En este sentido, el Mundial de este verano, además de clarificar esta cuestión, puede actuar de ideal puesta a punto para el reto que le viene encima.

Como en cualquier elección y tratándose de deporte, el éxito nunca está garantizado, pero hay motivos suficientes para pensar que una vez más Pau ha actuado con inteligencia, su valor más preciado y clave en el desarrollo de su enorme carrera. En Chicago debería encontrar la pasión perdida, recuperar los afectos y volver a jugar para ganar. Todo eso enfundado por una camiseta roja que nos retrotrae a Jordan, Pippen, Jackson y un equipo legendario que nos hizo amar el baloncesto como pocos. Pesada carga, pero también un enorme aliciente con el que no pueden competir la mayoría de los equipos de la NBA. Palidecido hasta extremos impensables el amarillo, ha llegado la hora del rojo. A día de hoy, un color muy adecuado.

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