Aegerter se basta con una maniobra

Ha tenido que esperar siete años, los siete que lleva en el Mundial desde que debutó a los 16 en 125cc, para saber qué es ganar una carrera. A los 23 años, Dominique Aegerter ha logrado la primera victoria de su historia mundialista y lo ha hecho a lo grande: desde la pole, gracias al tiempo logrado el sábado, persiguiendo sin descanso al veterano Mika Kallio desde el primer segundo (y hasta el último minuto) y con una maniobra maravillosa en la última vuelta. El suizo se atrevió con la temible bajada en la que tantas motos sucumben; en esa curva, la primera a la derecha tras un sinfín de virajes a la izquierda, empezó su ataque y fue tomando la trazada buena y ganándole terreno a su rival para rematar la jugada en la 12ª curva, al final de aquel magnífico desnivel. Solo le quedaba la última subida. Y allí defendió bien la posición, algo casi tan difícil como el adelantamiento que había bordado segundos antes. Había vencido.

Fueron 29 vueltas de agonía para Kallio, que buscó los límites para defender esa primera posición que guardaba con recelo desde los primeros giros. 29 vueltas de estudio y planificación para Aegerter, que calculó con escuadra y cartabón el lugar preciso para empezar a construir su gesta. 29 vueltas de pelea constante de Tito Rabat, el líder de Moto2, que no quería renunciar al podio por mal que se le hubiera dado el fin de semana, que no quería sucumbir ante su principal perseguidor en la clasificación, su compañero Kallio, pero lo hizo al ceder en la última curva ante el empuje de Corsi, peleón, siempre dispuesto a subirse al podio. Y 29 vueltas de superación para Maverick Viñales, el debutante que siempre acaba alcanzando al grupo en el que se rifa un escalón en el podio, el novato de la categoría que más guerra da, por muy mal que le vayan los entrenamientos, por peor que se clasifique el sábado (13º esta vez), no en vano es el tercer clasificado de la categoría. Terminó quinto.

Y así avanza el Mundial, con un líder que cuando falla termina como mucho octavo (su peor resultado, en Assen) o cuarto, como este domingo, como en Jerez. Y un compañero de equipo igual de consistente, dispuesto a que en el box se coman las uñas pensando cuál de sus dos excelentes pilotos terminará ganando el título.