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“El fútbol nos dio lo que nos quitó”

El Jefecito y Sabella defienden el juego de Argentina y el valor de alcanzar la final.

Robben, entre De Michelis y Garay.
Robben, entre De Michelis y Garay. Gabriel Bouys (AFP)

Aplaudía Robben con el semblante serio y hasta consolaba los llantos de su hijo en la grada. También agradecía Vlaar y todos los holandeses el ánimo de su gente, que se tomaron sin dramatismos la derrota, quizá sabedores de que tanto su fútbol como el del rival no dio para más, ni siquiera para emociones, más allá de las propias que exige una tanda de penaltis. Pero fue Romero, los guantes de Argentina, el que se erigió en el verdadero protagonista. “Me hace muy feliz poder ayudar a mis compañeros y espero poder seguir haciéndolo. Es para disfrutarlo con esta gente que nos apoya y calienta las canchas”, resolvió el guardameta suplente del Mónaco (Subasic juega de titular en el Principado), criticado por muchos porque entendían que Willy Caballero, reciente fichaje del Manchester City, se merecía ese lugar; “pero lo de los penaltis es suerte. Es la realidad. Puedes ir y no llegar, como le pasó a su portero. Aunque confiaba en mí y salió bien”. Tanto, que Argentina, que hasta la fecha nunca perdió una semifinal en una Copa del Mundo, se medirá con Alemania en la final del próximo domingo. “Estoy muy satisfecho y contento por los jugadores, por el grupo extraordinario de colaboradores, por la gente, por mi familia… porque hemos llegado a la final”, señaló Sabella sin un atisbo de sonrisa, como si la prudencia le sirviera de canalizador de emociones.

Más serio compareció Van Gaal, parco en palabras, para soltar un discurso cruyffista por lógico: “En un campeonato como este hay que marcar un gol más que el rival y no lo hicimos. No hemos creado oportunidades hoy, lo que dice algo del equipo argentino y también de nuestra organización porque Argentina tampoco atacó”. Lo mismo opinó Robben: “Jugamos bastante bien porque no les dimos oportunidades, pero tampoco creamos mucho, poca cosa”. Incluso Sabella admitió la tesis: “Creo que, en cuanto a las opciones de gol, tuvimos las más claras, pero el partido fue empate y si hubiese sido al revés diría lo mismo. Lo que pasa que ganamos en los penaltis”.

“Estos muchachos no regalan nada y se dejan la piel por esta camiseta”, dice Romero

No reservó esta vez Van Gaal la sorpresa de Krul para la rueda de las penas máximas —“hice los tres cambios”, señaló de nuevo con pragmatismo— y Cillessen no paró lanzamiento alguno. Sí lo hizo Romero para disgusto del seleccionador oranje. “Yo no le enseñé [a Romero] a parar penaltis, aunque fuimos el club que lo trajimos a Europa, el AZ Alkmaar”, explicó Van Gaal, que defendió a su grupo; “hemos jugado un torneo maravilloso porque nadie se esperaba que llegáramos hasta aquí. Y no hemos perdido con Argentina, pero los penaltis son una cuestión de suerte. Y eso duele”. Sentimiento que amplió Robben: “Duele mucho no llegar a la final y es lo más decepcionante porque estuvimos muy cerca. Pero estoy orgulloso de este equipo joven”.

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Más alborotados estaban los argentinos, dados a la fiesta y a la jarana, pasionales como pocos hasta el punto de que enarbolaron sus camisetas como banderolas para festejar, brincar y cantar con su afición, locos de alegría porque el balón siempre fue una prioridad para el país que tantos y tan buenos talentos dio al fútbol, caso de Di Stéfano —se guardó un minuto de silencio porque así lo pidió el Madrid—, Maradona y Messi. Y Leo, tan lacónico en el Barça, escueto de palabras y de emociones, disfrutó como un niño con el baile y el alborozo, consciente de que es su oportunidad para borrar las comparaciones con El Pelusa, también para señalarle como el mejor futbolista de la historia aunque su Mundial sea gris y opaco, definido por sus goles y no por su fútbol.

Más emocionado andaba Mascherano, imponente en el partido, que descorchó un llanto que apenas pudo reprimir. “El fútbol nos dio lo que nos quitó muchas veces de la mano”, defendió El Jefecito con la voz entrecortada; “esto es un sueño para nosotros. Poder estar en la final el Mundo… estoy muy contento por mis compañeros porque son unos fenómenos”. Se sumó Romero: “Hicimos historia porque hace 24 años que no estábamos aquí, pero es que estos muchachos no regalan nada, se matan en los entrenamientos y lo dijimos desde el principio, que nos dejaríamos la piel por esta camiseta”.

Recogió el turno Sabella, que tuvo el detalle de acordarse de Jorge Topo López, periodista del diario Olé fallecido en la madrugada pasada: “Estoy absolutamente feliz con mis jugadores. Ahora, con trabajo, humildad y seriedad, trataremos de llegar a lo máximo porque tenemos una final. Aunque nos queda un día menos de descanso que nuestro rival”. Romero, el héroe, lo tenía claro: “Es un rival muy duro”.

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