Los mecánicos de Contador no evitaron el naufragio
El conjunto SaxoTinkoff, temeroso del pavés, había desplegado a 25 ayudantes en los siete tramos adoquinados de la quinta etapa
Eran las cuatro de la tarde este miércoles cuando el pelotón del Tour de Francia cruzó la Puerta del Infierno del Norte. Estaba en Gruson, en el primero de los siete tramos adoquinados de la quinta etapa, y reinaba entonces un ambiente de gran excitación y de mucha incertidumbre, que es una cosa paradójica. Desde hacía unos minutos iba corriendo el rumor entre los espectadores que se aglutinaron en la larga carretera, la inmensa mayoría belga y holandesa, de que Froome, el ganador saliente de la Grande Boucle, había abandonado kilómetros antes y que no recorrería con su bicicleta la calle hecha de renovados pedruscos, de 1.100 metros, que llaman allí al pavés. Estupefacción y desolación en la hinchada.
A Jeff y a Evelyne les llegó la noticia del abandono de Froome por SMS a su smartphone. Los dos son mecánicos para el conjunto Lotto-Belisol, tal y como lo evidencia la chaqueta rojinegra que llevan puesta y que les distingue de la multitud. Jeff reconoció, mientras sujetaba dos ruedas en la mano derecha, que la retirada del líder británico perjudica al interés de la carrera y que hubiera preferido que su líder, el belga Jurgen Van den Broeck, pudiera haberse enfrentado al exnúmero uno del ciclismo mundial cara a cara. El treintañero y su compañera prosiguieron explicando el por qué de su presencia en Gruson, en medio del tramo, entre campos de patatas y bunkers de la Segunda Guerra mundial. Relataron que en la vida real no son mecánicos, ni siquiera afiliados a un equipo ciclista, sino que son familiares de los médicos del equipo, y que vinieron al lugar, a unos cinco kilómetros de la frontera belga, para echar un cable a los corredores del conjunto Lotto-Belisol en esta etapa tan especial de la competición.
El Tinkoff-Saxo de Contador había pedido a 25 mecánicos y ayudantes que se repartiesen los 13 kilómetros de pavés
Los equipos comprometidos en el Tour de Francia siguieron este mismo método en los siete tramos adoquinados de la carrera para advertir los pinchazos e intervenir en caso de caída o de incidente mecánico. Sobre todo los equipos de los líderes. Según detallaba L'Équipe, el Tinkoff-Saxo de Contador había pedido a 25 mecánicos y ayudantes que se repartiesen los 13 kilómetros de pavés. Fueron uno menos en el Sky y solo 20 en el Astana del maillot de amarillo, Vincenzo Nibali. Las clasificaciones de la quinta etapa, con casi tres minutos perdidos de Contador respecto a Nibali, reflejan la inutilidad de la maniobra del madrileño. Quizá el despliegue masivo le tranquilizó antes de que tomara la salida, en Ypres esta mañana.
Jeff y Evelyne se repartieron el sector pavé de Gruson con otros dos ayudantes benévolos de la formación belga que se habían puesto al final del tramo. Así se cubría toda la zona. Ningún incidente se les podía escapar. Y ninguno se les escapó, ya que no tuvieron ninguna avería mecánica de los suyos que lamentar. Los siete escapados, con el francés Tony Gallopin, llegaron los primeros a una velocidad de cincuenta kilómetros por hora, pedaleando en lo alto de la carretera, evitando así los innumerables charcos que inundaron los costados de la calle, habitualmente frecuentada por los agricultores de la región. El pelotón llegó minutos después, ya cortado, de forma que no se produjo ninguna montonera al frenar en la última curva del tramo vecino al del famoso Carrefour de l'Arbre, que estaba enfrente.
Los corredores de la Paris-Roubaix suelen recorrer el sector de Gruson en el sentido opuesto, después del Carrefour de l'Arbre, donde se dice que allí el primer ciclista en salir del tramo es el que triunfará en el velódromo de Roubaix minutos después. Esta tarde fue todo lo contrario. Los ciclistas del Tour sólo estuvieron en la antesala del Infierno del Norte, en el que reinó con gran maestría Vincenzo Nibali y en el que se hundió Alberto Contador.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.