“Ganará el mejor centro del campo”
Franceses y alemanes, pendientes del control del balón, reeditan un clásico europeo que vuelve a un Mundial 28 años después

Asegura el entrenador alemán, Joachim Löw, que no lee periódicos desde que comenzó el Mundial. Confía en sus asesores de comunicación para enterarse de lo más interesante y afirma que el intenso debate de la prensa alemana (y los aficionados) sobre la presencia de Philip Lahm en el centro del campo “no tiene ninguna influencia aquí”, al igual que las críticas recibidas tras su partido contra Argelia. Löw, que reconoció que su equipo “no jugó bien” contra los africanos, afirmó que sus pupilos están “ultramotivados” ante su partido de cuartos contra Francia en Maracaná, “un estadio con mucha mitología”. La reedición del ‘clásico’ europeo, que regresa a un Mundial después de 28 años, será en opinión de Löw un “partido igualado” que afortunadamente no se verá alterado por los síntomas de gripe y catarro que han afectado a un tercio de la delegación (especialmente a Hummels y Müller) en los últimos días. “No hay síntomas de cansancio”, zanjó Löw, que quiso destacar el “espíritu de lucha” mostrado por su equipo al “doblegar” a la selección de Argelia en la prórroga.
El duelo franco-alemán enfrenta a dos de los mediocampos más potentes del planeta. Toni Kroos, centrocampista del Bayern de Múnich pretendido por el Real Madrid, resaltó el carácter compacto y unido del equipo francés (“cosa que antes no pasaba tanto”, dijo) y se mostró convencido de que el encuentro “se decidirá en el medio campo. Todos estos partidos se ganan en el mediocampo”, afirmó; “sabemos que tienen muy buenos jugadores en esa zona. Debemos mantener el balón raso y buscar a partir de ahí la portería contraria. Lo estamos haciendo bien hasta ahora, pero con un poco más de concentración y precisión podremos asegurar mayor dominio y posesión”. “Debemos justificar nuestra creencia de que somos mejores. Cualquier cosa que no sea ganar la Copa será vista como una derrota en casa”, concluyó después de repetir que no comunicará noticia alguna sobre su posible mudanza a Madrid hasta que concluya la Copa.
Löw no acepta como excusa la gripe que sufren varios de sus futbolistas
“De un partido así puedes esperar cualquier cosa, táctica y técnicamente”, había declarado poco antes el capitán francés, Hugo Lloris, que reconoció que existe “mucha presión alrededor, pero estamos preparados”. Lloris dijo no prestar demasiada atención a los cruces de semifinales de los Mundiales 1982 y 1986 (ganados por Alemania), porque quieren “escribir su propia historia”. Su entrenador, Didier Deschamps, afirmó categóricamente que “no hay miedo” en el vestuario. “Alemania es un equipo muy fuerte y con mucha experiencia en estos partidos a vida o muerte. Pero esto es un placer. No hay presión, hay excitación”, explicó antes de añadir que su equipo está “muy unido y muy motivado” ante la posibilidad de derrotar al país vecino, rival eterno en la lucha por la supremacía del fútbol europeo. Deschamps alabó el juego de Müller (“es muy importante por su profundidad, generosidad y esfuerzo”), subrayó que “Alemania es un rival más exigente que Nigeria” (su rival en octavos) y quitó importancia a la posición final de Lahm en el terreno de juego (“Alemania tiene muchos jugadores polivalentes”). La selección gala podrá contar con los centrales Sakho y Varane, recuperados de sus respectivas dolencias.
La polémica ubicación de Lahm y su voluntad por abandonar el lateral derecho para seguir jugando de mediocentro defensivo sigue dominando el debate futbolístico en Alemania. “Opinión pública no es igual a opinión publicada”, afirmó ayer Löw. Pero después pareció rectificar: “Por supuesto, tomaremos las mejores decisiones teniendo muy en cuenta los partidos disputados hasta ahora. Las decisiones nunca son para siempre… Lo veréis muy rápidamente”, afirmó despidiéndose entre risas.
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