Un equipazo para un reto mayúsculo

Cantó la lista Orenga y el Mundial de baloncesto se puso en marcha para España. No es un año cualquiera, ni mucho menos, por la enjundia de la competición, disputarse en nuestro país y tener un aire de despedida de varios ilustres componentes de la mejor generación de la historia. Con este primer acto, casi protocolario, nadie se podía hacer millonario acertando los 12 elegidos, pues las variables eran mínimas. Contando con que la disposición de todos era absoluta y solucionado con el desplome de Mirotic el que podía haber sido el debate más polémico, pues sus ramificaciones iban más allá de lo deportivo, las únicas dudas podían estar en dos puestos. Los otros 10 estaban cantados de antemano y salen de memoria: Calderón, Ricky, los dos Sergios, Navarro, Rudy, los dos Gasol, Felipe e Ibaka. La temporada casi en blanco, en lo que a competición se refiere, de Víctor Claver podía haberle puesto en peligro, pero entre que el año pasado mejoró sus prestaciones en la selección y que no hay otro jugador sólido de sus características (además del apoyo y confianza que siempre le han mostrado en la federación) tampoco sorprende lo más mínimo su inclusión.

Quedaba una única duda. ¿Optar por un clásico como San Emeterio o dar la alternativa a un jugador emergente como Abrines? Las credenciales de San Emeterio estaban respaldadas más por su trayectoria pasada que por su momento actual, lastrado por una temporada muy irregular. Su integración al grupo no ofrece dudas, pero siempre he sostenido que en la duda, los jóvenes deben tener prioridad. Más si cabe al estar cerca el adiós de los cuatro magníficos, escalonado o en grupo, que hará necesaria una difícil transición donde lógicamente Abrines debería tener un papel más protagonista que San Emeterio. No estamos ante un jugador de futuro sino de presente, pues a pesar de su juventud ha logrado abrirse poco a poco paso en un ecosistema tan complicado como el del Barcelona. Casi siempre que Xavi Pascual le ha dado minutos, ha respondido de forma destacable, incluso en partidos de máxima exigencia. Tanto que en algunos momentos ha dado la impresión de que su tiempo en cancha estaba por debajo de lo que ofrecía cuando la pisaba. No es sólo una opción de futuro, sino que su presente ofrece talento, desparpajo, físico, buena mano, potencia y temple, lo que le convierte en un buen complemento en la posición de tres para Rudy.

Los 12 elegidos forman una gran selección, sin duda, a la altura del reto mayúsculo que supone un campeonato donde todo lo que no sea una nueva reedición de la doble final olímpica frente a Estados Unidos parecerá poco. No sé si será el mejor equipo del mundo como ha dicho Orenga, pero sí que aúna una enorme dosis de talento multiplicada por su contrastada conciencia colectiva. Todos los puestos están muy bien cubiertos, la versatilidad permite toda clase de variaciones tácticas, la mezcla de veteranía y vitalidad parece equilibrada y el posible cansancio de los que han competido hasta la semana pasada se nivela con los nba que acumulan meses de descanso competitivo.

El camino hasta el partido soñado está lleno de trampas, llámense Brasil, Serbia, Argentina, Francia o Croacia. Un recorrido espinoso que habrá que recorrer poco a poco dentro de dos meses, cuando arranque un Mundial que se espera grande, en la cancha y en las ciudades que lo albergarán. El objetivo es doble: ganarlo y de paso, y a diferencia de lo ocurrido en el Mundial futbolero, que la despedida de una generación irrepetible sea acorde con lo mucho que han conseguido en más de un década de éxitos ininterrumpidos.