Herrera se casa, por fin, con el United

La historia de amor de Ander Herrera con el Manchester United necesitó dos años para tener un final feliz para el jugador. En el primer intento, al final de la temporada pasada, Herrera se quedó compuesto y sin novia a los pies del altar, cuando el equipo inglés decidió a ultimísima hora no abonar la cláusula de rescisión. Los enviados del United se encontraban en España a punto de entrar en las oficinas de la Liga de Fútbol Profesional, cuando les llegó la noticia de que los red devilspreferían a Fellaini, del Everton, para reforzar su centro del campo.

Herrera volvió al Athletic, del que mentalmente ya se había ido, con las orejas gachas y atendió una rueda de prensa surrealista en la que vino a decir que no había ocurrido nada y que seguía sintiéndose orgulloso de vestir la camiseta rojiblanca. El asunto le dejó tocado anímicamente y sobre todo ante la afición, que tardó unos cuantos partidos en perdonarle la afrenta. El centrocampista también tardó en recuperar su nivel de juego. La historia de amor había terminado.

Sin embargo, una temporada después, la novia reapareció en el altar y reclamó de nuevo sus servicios. Herrera ha olvidado el abandono y afirma que su fichaje por el United “es convertir un sueño en realidad”. Los sueños de los futbolistas tienen muchos colores. Aún así el casamiento ha sido complicado. A última hora, con el reconocimiento medico pasado, con Herrera en las instalaciones del Manchester, el equipo inglés quiso convertir el pago de la cláusula en un traspaso, lo que dejaba al Athletic en mal lugar por dos razones: quedaba como equipo vendedor, algo que el presidente Josu Urrutia ha tratado de evitar en todos los casos (Javi Martínez, Llorente, ahora Herrera) y, de hacerlo así, estaría obligado a pagar 1,4 millones de los 36 que recibe por la rescisión del contrato, al Zaragoza como club de formación del futbolista.

El Athletic se negó a convertir el pago de la cláusula de rescisión en un traspaso

Por segunda vez, el jugador bilbaíno veía peligrar su casamiento a última hora. Además, si el asunto se dilataba, el precio subía. Según el contrato de Herrera con el Athletic, a partir del 1 de julio, la cláusula se elevaba a 40 millones de euros. La operación parecía tambalearse, lo que hubiera significado el hundimiento del futbolista, repudiado dos veces por “el club de sus sueños”. Urrutia se mantuvo firme y el Manchester debió aceptar sus condiciones. Ayer por la tarde, Herrera abonó en la LFP la cláusula y se desvinculó del Athletic.

El presidente rojiblanco no se mordió la lengua cuando señaló: “El Athletic debe aspirar a jugadores cuya primera opción sea defender la camiseta del club. En tal sentido, la decisión de Ander Herrera no está alineada con esa idea, por lo que supone una decepción para el club”.

Herrera se despidió por carta con los tópicos habituales de las despedidas. El Athletic vuelve a hacer forzosamente caja, aunque la ausencia del futbolista le plantea un problema grave en una temporada importante con la Liga de Campeones en el inmediato horizonte y el mercado limitado por su propia filosofía futbolística. La sangría de jugadores en el equipo rojiblanco durante los últimos tres años es constante. Javi Martínez y Herrera han dejado 78 millones en el club rojiblanco, a su pesar.