Neymar, en el olimpo brasileño
Con 35 goles en 53 partidos, ya es el sexto máximo goleador de la historia de Brasil con solo 22 años
“¿Cómo voy a sentir presión si estoy realizando uno de los sueños de mi vida”, responde Neymar cuando se le pregunta por la responsabilidad de liderar a una selección que gira en torno a su figura. La cuestión no es baladí porque en lo que va de Mundial se ha convertido en un símbolo y en una esperanza para Brasil con apenas 22 años. La prensa brasileña elabora reportajes que hablan de un chico capaz de unir al país en esa disputa interna que el pueblo mantiene entre su propio yo, el fútbol, y las necesidades que le acechan en cuestiones de sanidad y educación. Su seleccionador y sus compañeros, aunque pretenden rebajarle la carga de presión, no ocultan que la posibilidad de lograr el hexacampeonato pasa por ese juego de fantasía que mostró ante Croacia y Camerún. Neymar dribla y marca por igual. Hay diarios locales que hablan incluso de que su cara y su carisma son una de las apuestas de la presidenta Dilma en su batalla por ganar las próximas elecciones.
Todo gira en Brasil en torno a un chico al que las gafas de pasta que lucía en la zona mixta asemejaban a uno de esos empalagosos personajes de dibujos animados que cecean al hablar y nunca han roto un plato. Aunque es perspicaz para saber que en el descanso conviene lucir la marca de ropa interior que le patrocina. En esa vorágine iconoclasta, Neymar también ha sido señalado como el jugador que entronca con la historia más genuina de la selección canarinha. “Ha rescatado la magia del jugador brasileño”, dice David Luiz. “Que él haga llover hasta puede ser normal”, exagera el nuevo central del París Saint Germain. “No es un sueño, es la realidad, Neymar ha conseguido trasladar el juego de la calle al fútbol profesional y eso no es fácil”, le elogia también Dani Alves. “Está muy suelto y confiado, parece que está jugando peladas (pachanagas) en la calle “En el Barcelona es uno más del Barcelona. Aquí el que tiene que tirar del carro en los momentos difíciles es él”, abunda el lateral azulgrana. Scolari incluso insinúa un jugador más completo que Messi: “Así como Argentina depende de Messi, otros dependemos de otros jugadores. Es normal, los jugadores de gran nivel son distintos y marcan las diferencias. Pero Neymar es muy participativo incluso en defensa porque Muricy Ramalho, su entrenador en el Santos, se lo inculcó”. “No existe la Neymardependencia, Brasil tiene muchas virtudes”, apunta el propio futbolista.
Que él haga llover hasta puede ser normal”, exagera David Luiz
Neymar ya es el máximo goleador del Mundial con cuatro tantos y el sexto en la historia de la selección brasileña con 35 goles en 53 partidos. Ya ha sobrepasado a Rivaldo y solo tiene por delante a Pelé (77), Ronaldo (62) Romario (55), Zico (48) y Bebeto (39). Su ascenso al pedestal de las glorias del fútbol brasileño está siendo meteórica. “Puede alcanzar lo que se proponga, está en un nivel muy alto y compite sin notar la presión”, señala Óscar.
Las partidas de ping-pong y la videoconsola han descubierto en la concentración de Teresópolis una voracidad ganadora insospechada en Neymar. Hay jugadores que se niegan a retarle, seguros de una derrota y de los chascarrillos vacilones con los que despide de la mesa de tenis y de los sofás a sus víctimas. Al parecer, solo el capitán Thiago Silva le hace algo de sombra. “Es solo un niño y no puede ganar solo, pero está enseñando un carácter extraordinario”, trata de protegerle David Luiz. “No es el líder de la selección, pero sí el que está marcando las diferencias”, opina Alves.
Ante el cruce de octavos ante Chile, la selección que no quería Scolari, Neymar es precavido: “Será un partido complicado. Hay muchas selecciones que están sorprendiendo. Encontraremos a un adversario muy fuerte y debemos ajustar los detalles”.
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