La Uruguay de Centroamérica
Costa Rica, la gran sorpresa del torneo, comparte con los charrúa tamaño, idioma y obsesión por la pelota La selección del colombiano Pinto despliega un juego agresivo y vertical
"Estamos en el grupo de la muerte, pero hoy los muertos son otros". Bryan Ruiz, el espigado atacante costarricense del PSV Eindhoven, abandonaba el césped del Arena Pernambuco el viernes, minutos después de la victoria contra Italia (con un gol suyo) y de haber asegurado su clasificación a octavos de final en un grupo cuyas otras tres selecciones suman entre sí siete campeonatos mundiales. Sus palabras describían un instante mágico para el país centroamericano, inimaginable hace sólo diez días: habían eliminado del Mundial a Inglaterra y enseñaban la puerta de salida al perdedor del apasionante duelo que librarán Uruguay e Italia el próximo martes. Emocionado e hiperactivo, el seleccionador, Jorge Luis Pinto, de nacionalidad colombiana, recibía la felicitación sincera del técnico italiano, Cesare Prandelli, y repartía abrazos. Un país con menos de cinco millones de habitantes dictaba su ley en el grupo más difícil, el grupo de la muerte. Recife era una fiesta tica en un Mundial que decididamente habla portuñol.
El mundo descubre ahora que el fútbol de Costa Rica es mucho más que Keylor Navas, el menudo y formidable guardameta (todavía) del Levante, continuador de la saga iniciada por Luis Gabelo Conejo en Italia 1990, la primera y hasta hoy mejor actuación de la sele en una Copa del Mundo (fue eliminada en octavos por Checoslovaquia).
Un país de menos de cinco millones de habitantes dicta su ley entre los grandes
Los de Pinto habían dejado buenas sensaciones en el Hexagonal de clasificación: ganaron todos los partidos en casa y consiguieron el billete con comodidad, solo por detrás de Estados Unidos. El sorteo de grupos moderó su entusiasmo, pero su segundo entrenador, Paulo Wanchope, el futbolista tico más destacado de la década pasada, ya había avisado: "Podemos competir con los grandes". La derrota contra Japón (1-3) el pasado día 2 en un amistoso celebrado en Estados Unidos fue o bien un espejismo o bien el perfecto banco de pruebas para Pinto, que debió soportar, eso sí, críticas muy duras de la prensa del país.
Costa Rica es un equipo muy directo, formado mayoritariamente por futbolistas que juegan en Europa. Se apuntala con tres centrales: Duarte (Brujas), González (Columbus Crew, de Estados Unidos) y Umaña (Deportivo Saprissa, de Costa Rica), todos ellos rápidos y con buen juego aéreo. Basa su sorpresa en el largo recorrido de sus laterales, Gamboa (Rosenborg) y Júnior Díaz (Mainz); merece destacarse el papel de este último, sustituto del lesionado Bryan Oviedo (Everton) y autor del esplendoroso centro combado a lo Roberto Carlos que dejó a Ruiz solo frente a Buffon en el gol.
Agresivo y vertical, sin demasiados miramientos, el equipo de Pinto se desdobla con mucha facilidad por ambas bandas y entrega al joven y prometedor Yeltsin Tejada (Deportivo Saprissa) la responsabilidad de mantener el orden del equipo en el mediocentro; le acompaña en la tarea Celso Borges, centrocampista del AIK de Estocolmo. Le gusta jugar con la defensa adelantada (Italia cayó 11 veces en fuera de juego; Uruguay, seis): cuando el talento rival logra burlar su seguridad se encomienda a la agilidad de uno de los porteros más valorados del mundo.
Ataca con tres hombres, ninguno delantero puro, y con movilidad constante
La línea atacante de tres hombres, ninguno de ellos delanteros puros, ha desconcertado a dos de las selecciones con mayor tradición defensiva del mundo (Uruguay e Italia) con su movilidad constante y el apoyo permanente de los laterales en segunda línea. Joel Campbell, ganador de la Liga griega con el Olympiacos de Míchel. Campbell es propiedad del Arsenal y volverá probablemente a Londres después de su magnífica temporada. Bryan Ruiz, quizá el jugador con mayor calidad del equipo, ídolo en la Liga holandesa, juega, marca y hace jugar: a los 28 años, vive su momento de apogeo futbolístico. Completa el trío Christian Bolaños, libre tras haber finalizado su relación con el FC Copenhague.
Sólo tres países de esta Copa tienen menos habitantes que Costa Rica: Bosnia, Croacia y Uruguay. Con el país charrúa, además del tamaño y el idioma, les emparenta la obsesión con la pelota y el hecho de ser las dos democracias más consolidadas y redistributivas del continente. Quizá por su tamaño, quizá por su garra, generan simpatías en el mundo. Ambos exportan constantemente futbolistas, pero los jugadores uruguayos tienen mucho más renombre.
El delantero italiano Mario Balotelli afirmó antes del partido que no conocía a ningún jugador de Costa Rica. Ahora, como respondió ayer Christian Bolaños, "ya conoce a muchos".
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