Recital de Benzema
Francia ha entrado como un titán en el Mundial y Suiza fue su segunda víctima, especialmente en un minuto glorioso en el que marcó dos goles El delantero juega para ser Pichichi y mejor jugador del campeonato
Escarmentada en Sudáfrica, Francia ha entrado como un tiro en Brasil. Ayer no necesitó ni un minuto para resolver su partido contra Suiza. No dio pie con bola hasta el final el plantel de Hitzfeld, superado a balón parado, errático incluso al sacar de centro, desbordado con la pelota en juego, todavía en Babia por su remonte en la prolongación con Ecuador. Alrededor de Benzema, fluye el fútbol de Francia, igual da que juegue con un extremo como Griezmann o se junte con un ariete de la talla de Giroud.
Un poco caído a la banda izquierda por la entrada del delantero centro del Arsenal, Benzema no tardó ayer en entrar en juego con un tiro excelente que rozó la escuadra derecha de Benaglio. Acto seguido, a la salida de un saque de esquina botado por Valbuena, Giroud cabeceó espléndidamente a la red. Aturdida Suiza por el gol y la lesión del central Von Bergen, tomó el 0-2 después de perder la bola cuando ponía la pelota en juego por el 0-1. Benzema recuperó el cuero y habilitó a Matuidi.
La maquinaria francesa funcionaba con precisión en el estadio Fonte Nova de Salvador de Bahía. Ausente Pogba, Cabaye le daba salida al balón para que lo jugara Valbuena, un volante con muy buen pie, líder ofensivo, socio del omnipresente Benzema, a veces asistente, en ocasiones goleador y en determinados momentos también errático. Derribado ingenuamente por Djorou, Benzema falló un penalti con 0-2. El portero estuvo ágil y rápido para mantener en el partido a Suiza.
La lucidez de Benaglio en el penalti contrastó con su pasividad en el gol de Matuidi. Los suizos se encomendaron a la velocidad de Shaqiri para combatir la firme defensa de Francia. El delantero del Bayern Múnich exigió una intervención excelente del guardameta Lloris. Quiso ir al ataque el equipo de Hitzfeld y propició los contragolpes de Francia. El 3-0 fue una transición prodigiosa, por el vértigo y la precisión: la combinación Varane-Benzema-Giroud fue rematada impecablemente por el pequeño Valbuena.
Incontenible a la contra y en ataque estático, Francia gestionó muy bien hasta los últimos minutos la goleada alcanzada en un abrir y cerrar de ojos ante la satisfacción de Deschamps. Ha juntado el seleccionador francés a un plantel muy variado, con muchos recursos, capaz de jugar de distinta manera, simbolizado en Benzema, que igual ejerce de goleador que de pasador, como pasó ayer con la presencia de Giroud. No parece haber barrera hasta cuartos de final para Francia.
A Suiza le costó mucho dar con la portería, todo lo contrario de lo que le ocurría a Francia, cuyas selectivas arrancadas siempre amenazaban a Benaglio. Ante la falta de interés por el resultado, ya resuelto al descanso, hubo tiempo para reparar en algunos gestos técnicos individuales y constatar la solidaridad y competitividad de Francia. Enfrentado a rivales menores, poco exigentes y erráticos, no se le han visto puntos débiles al equipo de Deschamps, salvo algunas distracciones individuales.
A los suizos les fallaba la puntería las pocas veces que alcanzaban el área de Lloris, muy bien protegido por sus centrales Sakho y Varane. A la pulcra actuación francesa solo le faltaba el gol de Benzema. Y su tanto llegó después de enganchar un pase filtrado de Pogba, que salió entrada la segunda parte, cuando Deschamps ya administraba los esfuerzos y expresaba una cierta preocupación por las molestias de Sakho.
Benzema le devolvió poco después el favor a Sissoko y le habilitó para el 0-5. Ya no se sabe muy bien para que compite el delantero del Madrid. Ahora mismo disputa el Pichichi y también el trofeo al mejor jugador del Mundial. Aunque siempre se discutió sobre su interés y voracidad por el fútbol, su indolencia en definitiva, Benzema se ha distinguido por su calidad y hoy parece el tipo más feliz del mundo en Brasil. Ya nadie recuerda que estuvo prácticamente un año sin marcar en Francia.
Una vez saciada, Francia concedió dos goles: la barrera se abrió en una falta de Dzemaili y al rato Debuchi se enganchó en el fuera de gol y habilitó un excelente zurdazo de Xhaka. La reacción suiza provocó la réplica de Karim Benzema, que se marcó un golazo desde el balcón del área. El árbitro fue el único que no miraba a la portería y pitó el final antes de que el balón besara la red después de la inútil estirada de Benaglio. Únicamente el colegiado impidió completar el recital de Benzema, al que no le avala precisamente la suerte.
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