La temporada más larga busca campeón
Madrid y Barcelona se juegan el título de Liga por tercer curso consecutivo tras nueve meses de fatigoso trayecto
“A estas alturas la que te lleva es la mente. El deseo de conseguir este trofeo te tiene que llevar donde no te lleguen las piernas”, explica Xavi Pascual tras guiar al Barça a su octava final de Liga consecutiva, la mejor secuencia de siempre. “Hemos estado siempre, cada partido. Estamos orgullosos del excelente nivel de esfuerzo y trabajo de toda la temporada”, cuenta Laso tras alcanzar su sexta final seguida en un año, todas las posibles —la novena en sus tres temporadas en el Madrid—.
Entre la fatiga y la excelencia los dos grandes del baloncesto español vuelven a chocar en busca del título liguero. Será la vigesimotercera vez que el clásico decidirá el campeón en las 58 ediciones del torneo, el tercer pulso consecutivo por primera vez desde 1984. Será el sprintfinal, al mejor de cinco partidos, tras una temporada maratoniana, la más larga de la historia. Nueve meses de competición en los que el conjunto blanco ha disputado 76 partidos (67 victorias y 9 derrotas) y los azulgrana 75 (58 victorias y 17 derrotas). La final de siempre, pero tras más kilómetros que nunca. El Barça levantó el título en 2012 en su partido número 72 y el Madrid el del curso pasado en el 76. Ahora quedan, al menos, tres más. Van cinco clásicos este curso (4-1 para el Madrid) y puede haber 10. En la era Laso el balance marca un 14-10 para los blancos.
Madrid y Barça presumen de historia, los blancos buscan su 32ª Liga, que unida a la Copa que alzaron en febrero en Málaga completaría un doblete que no alcanzan desde 1994; los azulgrana la 18ª, que evitaría su primera temporada sin títulos desde 2008; pero ambos equipos llegan magullados física y moralmente con Milán como foco de sus cuitas.
La pasada Final Four, en la que los azulgrana sucumbieron por 38 puntos en la semifinal ante su eterno rival y los blancos se estrellaron por segunda vez consecutiva en la cita por el título, dejó aturdidos a ambos equipos. Como resultado de aquella batalla Madrid y Barça, que el año pasado se presentaron en la final de Liga sin que nadie les rechistara —con un 5-0 y un 5-1 respectivamente en cuartos y semifinales—, este curso han necesitado de dos prórrogas ante Unicaja los de Laso y una canasta sobre la bocina en el quinto partido ante el Valencia los de Pascual para llegar a jugarse el título. “Los dos equipos tenemos muchísima presión, porque se nos exige siempre ganar títulos”, reconoce el capitán madridista, Felipe Reyes.
Exigencias y extenuación. El Madrid ha exprimido su rotación hasta acortarla a ocho o nueve jugadores por el martirio de las lesiones (Carroll estuvo dos meses de baja, Draper lleva otros dos y Rudy juega desde hace semanas con una fisura en el dedo anular de la mano derecha) y el pecado de una plantilla de 12, sin recambios ante las contingencias. El Barça, tras la agitación ciclotímica de una plantilla de 14, también ha acortado la rueda entre las confianzas y desconfianzas de Pascual. El técnico, que dispone de tres bases sanos, jugó los 40 minutos del partido decisivo ante el Valencia con Marcelinho al mando de principio a fin, sin respiro. El brasileño es, con 1.642 minutos, el que más juega en los azulgrana. Pero el cuentakilómetros de Llull, el más castigado en el Madrid, marca ya 2.179 minutos.
“Vivimos desde la amenaza, y hay que vivir desde el reto”, dijo Xavi Pascual antes de salvar el match ball ante el Valencia. “Si queremos ser campeones tenemos que mejorar aspectos y saber sufrir”, explicó Laso tras superar a Unicaja. Ambos entrenadores coinciden ahora en una cosa: “Esto empieza de cero”.
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