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“El mejor partido de mi vida”

Ochoa se convierte en el héroe de México al evocar una parada de Banks a Pelé en 1970

L. J. M.
Ochoa despeja un cabezazo de Neymar.
Ochoa despeja un cabezazo de Neymar.Robert Cianflone (Getty)

Atronó el himno de Brasil en el estadio y a Neymar se le escaparon las lágrimas de emoción. A Alves le saltaron las venas en el cuello por la fiereza con la que cantaba, del mismo modo que David Luiz se desgañitó con pasión. Pero cuando rodó el balón, el único que ofrecía quiebro, desequilibrio, algo, era Neymar, toda vez que Brasil se quedó sin ideas ni soluciones. Pero ni con esas se frena Brasil, que arma el disparo en un santiamén, que necesita bien poco para hacer mucho. Pero se topó con Ochoa, molinillo insalvable para los de Scolari que acumuló seis paradas de mérito, nombrado por clamor popular como el mejor del encuentro.

Al acabar el partido, ojiplático y con la sonrisa en la cara, Thiago Silva le recriminó que sacara a tiempo las manoplas a su remate de cabeza. También Alves se acercó para felicitarle, para echarle en cara que hiciera una parada sensacional a Neymar estilo Gordon Banks a Pelé (1970), con una mano impensable a media altura y pegada al palo. “Fue la mejor porque era el más difícil”, convino a pie de césped Ochoa, sudado a más no poder, síntoma de que se empleó a fondo de igual forma que azotaba el calor. “Es el mejor partido de mi vida por hacerlo en Brasil y ante el anfitrión”, prosiguió Ochoa, que juega en el Ajaccio, club menor francés, por más que ya se sabe que acaba contrato y que atenderá a las posibles ofertas; “se dieron las cosas, la verdad, y estoy contento, pero hay que seguir trabajando”. Fred, delantero de Brasil, recogió el testigo: “Ochoa ha hecho al menos cuatro milagros”. Atajadas que impulsan a México hasta el punto de que tras su triunfo ante Camerún y este empate, tiene a tiro superar la fase de grupos. “Este es un buen resultado porque nos hace seguir sumando”, reflexionó Miguel Herrera, técnico de México; “pero no conseguimos nada. Estamos peleando y no bajamos los brazos. Hay que luchar más”.

Veloz, con mezclas simples pero profundas, México explicó en Río de Janeiro que es una selección con mayúsculas, que tiene de todo para batir a cualquiera, que por algo fueron recientemente campeones olímpicos, vencedores del mundo sub 17 y terceros en el sub 20. Incluso arrinconaron a Brasil, partido en el que Herrera debió exigir acabar las jugadas porque siempre probaron el disparo de media distancia, temerosos de que el rival creara una contra definitiva. Pero no atinaron en el remate.

“Memo’ ha respondido como pensamos, con actitud y disfrutando” Miguel Herrera

Menos feliz estaba Scolari, que recibe críticas porque su equipo ha desistido de forma descarada del jogo bonito, del fútbol de alta alcurnia en pos de la tarascada y la dependencia en Neymar. “Nos estamos enfrentando con selecciones de gran calidad”, expuso el técnico de La Canarinha; “la victoria nos hubiera clasificado, pero hay que respetar al adversario, que es muy bueno”. Sobre todo el portero Ochoa, amén de Giovani dos Santos, de la responsabilidad en la banda de Paul Aguilar, del despliegue de los medios Héctor Herrera y Vázquez, además del aliño de Guardado. “Oímos a nuestra gente y los muchachos lo escucharon, por lo que se rompieron el alma”, desveló Herrera.

Pero todos los flashes se quedaron con Ochoa. “Ha hecho un gran partido”, le reconoció Herrera, que aceptó tener dudas al inicio del torneo sobre qué guardameta alinear. “Fue una decisión difícil porque tenía a cuatro arqueros en la cabeza... y el que inicia es el que va a jugar la Copa del Mundo. Pero decidimos que Memo [sobrenombre de Guillermo] tenía más tranquilidad y estaba un poquitito arriba de los otros dos. Y Memo ha respondido como pensamos, con esa actitud y disfrutando su Mundial”. De su Mundial porque ya estuvo en los dos últimos, aunque los vio en el banquillo. “En Sudáfrica, jugué todos los partidos de clasificación y luego me sentaron”, señaló Ochoa; “y todavía hoy no sé por qué”.

Tal fue la eclosión de Ochoa que las redes sociales no se hicieron esperar. Así, pronto salió una foto suya en la que de cuerpo tenía un muro de ladrillos que ocupaba toda la portería; otros pusieron su cara en unos preservativos como símbolo de seguridad; y los más colgaron la Virgen de Guadalupe con la cara de Ochoa. Es su Mundial y ni siquiera le importó una pizca aguar la fiesta al anfitrión, a todo Brasil.

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Sobre la firma

L. J. M.
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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