La conjura de El Porco
Chile se distrae con un banquete de churrascos y promete atacar sin descanso
Arturo Vidal proclamó el lunes que los jugadores de Chile son tan valientes que acuden a los partidos de fútbol con espíritu “suicida”. Así, en un clima de tensión castrense, prepararon el partido contra España. Antes de la batalla, a modo de congregación ritual, celebraron un banquete. Fue el lunes en la churrasquería El Porco, a las afueras de Belo Horizonte. Si hay que morir, que sea después de probar el rodizio.
La visita a El Porco alborotó a la curiosa prensa local porque rompió con la vocación aislacionista que hasta el lunes había mostrado Chile. La selección asombró a la organización del Mundial desde el principio por su disciplinada inclinación al acuartelamiento. Fue uno de los primeros equipos en establecerse en Brasil. Llegaron el 5 de junio y se acantonaron en Toca da Raposa, el moderno centro de entrenamiento del Cruzeiro. De inmediato se hizo evidente que querían algo más que intimidad. Jorge Sampaoli, el seleccionador, demostró su condición de orgulloso discípulo de Bielsa en el cuidado por detalles que cualquier otro habría considerado superfluos, como la elevación de los muros colindantes para que los vecinos habitantes de los chalets no escudriñaran lo que se hacía.
Sampaoli pretende, como hizo Van Gaal, disputarle la posesión a España
Allí ningún entrenamiento ha sido abierto. Como suele ocurrir en organizaciones que exhiben rasgos maníacos persecutorios, la información que produce Chile suele contener tanta propaganda como hechos reales. La propaganda dice que Sampaoli se levanta a las tres de la madrugada para ganar tiempo en su obsesivo análisis de los vídeos del rival. Si esto es verdad, hay que imaginar que este técnico argentino acometió la heroicidad de consumirse solo ante una pantalla por la que desfilaron las sombras de Ramos, Piqué, Iniesta o Xavi, como en una pesadilla.
Las escasísimas fuentes veraces que rondan Chile hablan de un plan atrevido. Sampaoli pretende, como hizo Van Gaal, disputarle la posesión a España. Los entrenamientos apuntan a la formación de una defensa de tres, con Medel como líbero, y una presión exhaustiva en el medio campo. El mediocentro Rojas, prolongación del entrenador, ejercerá de coordinador de una estrategia que buscará provocar el error de España desplegando hombres bien arriba. Es un ejercicio de entrega física difícil de encontrar en otros equipos. Los riesgos que entraña los compensarán con la velocidad de retroceso de gente como Medel, Isla o Mena.
España tiene más calidad, más técnica. Pero nosotros vamos a salir al ataque" Arturo Vidal
Vidal jugará, aunque sus condiciones son una incógnita porque sigue recuperándose de la operación de menisco. “España”, dijo la estrella chilena, “tiene más calidad, más técnica. Pero nosotros vamos a salir al ataque. Somos una selección medio suicida, nos gusta presionar harto y llegar con mucha gente. Acá venimos con un objetivo: llegar a ser campeones del mundo”.
El mito de la bravura de los primitivos habitantes de la cordillera patagónica está presente en Vidal y en el carácter de la selección de Chile. El nacionalismo chileno evoca La Araucana, el poema épico que el conquistador español Alonso de Ercilla compuso en el siglo XVI tras participar en la guerra contra los araucanos, “gente que a ningún rey obedecen”. El espíritu indómito de aquel pueblo es continuamente recordado por los oportunistas de turno, incluso por los políticos chilenos que consintieron a Endesa inundar territorios araucanos sagrados en la cuenca del río Bio Bio. El Mundial traspasa los límites de lo futbolístico. Se habla de muerte y se come mucha picanha.
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