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La fogosidad de Bélgica

Señalada como la selección emergente y llena de jóvenes talentos, debuta ante Argelia tras una semana de agresivos entrenamientos

Ladislao J. Moñino

Alterados por la mayoritaria juventud del grupo que la compone, la impaciencia por el estreno ha generado cierto grado de tensión interna en Bélgica. Su estreno hoy ante Argelia en Belo Horizonte es uno de los más esperados por las expectativas que generan algunos de sus nombres. Courtois, Witsel, Hazard, Januzaj, De Bruyne Origi, Mirallas, Chadli, Lukaku… La nómina de jóvenes talentos que maneja el seleccionador Marc Wilmots ha despertado una tremenda expectación en la prensa mundial, que atestó los entrenamientos en su campo base de Mogi Da Cruz. Hasta Rivaldo pidió permiso a Marc Wilmots para hacerles una visita en el hotel de concentración, atraído por la que es señalada como una de las selecciones llamadas a dar la sorpresa.

Ya en Belo Horizonte, los belgas descansaban el lunes en una piscina rodeada de palmeras de una semana de entrenamientos de mucho roce competitivo. En dos de las sesiones floreció una fogosidad que rozó la violencia. El jueves, una pachanga arbitrada por el colegiado internacional belga De Bleeckere dejó a siete jugadores sin entrenarse el viernes. “Fue muy intenso. Si hubiera sido un partido oficial, creo que algunos de mis jugadores hubiera visto la tarjeta roja”, explicaba Wilmots.

La sesión del sábado puso en peligro el tobillo de De Bruyne, al que el seleccionador belga concede tanta o más importancia en su esquema de juego que al propio Hazard. Este también se vio envuelto en una trifulca con Kevin Mirallas. “Puede que en un par de ocasiones haya habido excesiva dureza, pero prefiero tener esto que lo contrario. Todos tienen algo que demostrar y pelean por jugar”, zanjó Wilmots, obligado de nuevo a responder por el alto voltaje de otro entrenamiento de entradas tobilleras.

A Wilmots le gusta esta intensidad de sus jóvenes “que sería de tarjeta roja”

El amplio abanico de distinguidos futbolistas ha convertido los entrenamientos de Bélgica en un casting feroz admitido por los mismos jugadores. “Me gusta lo que está pasando. Esto es necesario. Muestra que queremos ganar. Nuestras prácticas son como partidos de competición”, añadía Romeu Lukaku, el delantero sobre el que recae la presión del gol tras la lesión que dejó fuera de la cita mundialista a Benteke. Todos, excepto Van Buyten, se encuentran ante su primer Mundial. El veterano central del Bayern, que estuvo en Corea y Japón 2002, le disputa una de las plazas en el eje de la defensa a Vermaelen. Esa es la única duda de Wilmots

Las trifulcas son habituales en los sesiones, pero todos lo asumen

El seleccionador belga trata de combatir el punto débil de sus jugadores, la inexperiencia, con charlas a diario en las que trata de rebajar la presión sobre un equipo al que se le exige que esté a la altura del de México 86 cuando obtuvo la cuarta plaza. “Los nervios juegan un gran papel en la Copa del Mundo. En este punto, mi grupo no tiene experiencia y todos los días trato de que mantengan la calma. Casi todos juegan en las grandes ligas y han jugado muchos partidos importantes, pero nunca se puede comparar con un partido en un Mundial”, advierte el técnico.

De Argelia, a los belgas les preocupa su contragolpe. “Juegan muy rápido cuando te roban el balón. Conozco a Feghouli y a Brahimi y si les dejamos espacios nos pueden hacer daño”, avisa Courtois.

Cortocircuitar a Bentaleb, el mediocentro zurdo que ha emergido con Tim Sherwood en el Tottenham, es otra de las preocupaciones de Wilmots.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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