La batalla del menisco de Vidal
Chile se prepara para debutar sin su gran figura, que no mejora de su lesión de rodilla
Arturo Vidal pasó caminando tranquilamente frente las palmeras, en chándal y con zapatillas deportivas planas. El aire olía a hierba recién cortada y las libélulas zumbaban entre las plantas esta mañana cuando la estrella indiscutible de Chile, rival de España la próxima semana, se presentó en el campo de entrenamiento y provocó un estallido de rumores en la multitud de periodistas reunidos tras el alambrado, todos expectantes, atentos a una única cosa. Solo a la rodilla derecha de Vidal. La articulación operada de una rotura de menisco que puede dejarle sin Mundial y que tiene a la concentración chilena y a la caravana que la sigue en estado de ansiedad.
Todos esperaban ver al centrocampista listo para saltar al campo con sus compañeros pero no fue así. En la noche de ayer colgó un mensaje en Twitter, junto a una foto en la que se le veía posando con Orellana y Pinilla. “Preparándonos para estar en la batalla del viernes”, decía. Su cutis resplandecía y su melena, cuidadosamente recortada en forma de cresta con dos rayas peladas a los lados, daba la impresión de haberle dado mucho trabajo al peluquero. El peinado era una filigrana del estilismo neobarroco. Perfecto. Allí no había ni un pelo fuera de su sitio. En su rodilla, sin embargo, los tendones, el menisco y los ligamentos no encajan como solían.
Chile se concentra en Toca da Raposa, la ciudad deportiva del Cruzeiro. El recinto es similar a un hotel de cuatro estrellas. Se enclava en las colinas selváticas de Pampulha, zona residencial exclusiva en los alrededores de Belo Horizonte, célebre por las obras de Niemeyer junto a la laguna. El entorno inspira visiones de una serena utopía de domesticación silvestre que la presencia de la selección sudamericana ha revuelto. A los vecinos, burgueses conservadores en su mayoría, les molesta el incremento del tráfico de personas y vehículos ruidosos. San Paoli, el seleccionador, ha elevado los muros del perímetro para evitar miradas indiscretas. La prensa alrededor, normalmente apelotonada del otro lado de esos muros, pregunta por Vidal. Y preguntar por Vidal en estos días es meter el dedo en la llaga de los jugadores y los entrenadores chilenos.
Operado por el doctor Cugat en Barcelona el 7 de mayo de una rotura del menisco exterior de la rodilla derecha, Vidal aceleró la recuperación para llegar al debut mundialista, el próximo viernes contra Australia. Los médicos independientes que han vertido su opinión en los medios chilenos aseguran que el centrocampista necesitaría dos meses para ponerse a punto. Vidal volvió a competir un mes después de la intervención quirúrgica, la semana pasada en Valparaíso, en un amistoso contra Irlanda. Disputó 20 minutos. Jugó de forma tan precaria que no tocó el balón con la pierna derecha. A pesar del recaudo la rodilla se le inflamó. Desde entonces no pudo entrenarse con normalidad. Ya nadie descarta la posibilidad de que Vidal no solo no juegue el primer partido contra Australia sino que también se pierda el encuentro contra España del miércoles 18. En el entorno de la expedición florece la polémica: ¿debió forzar Vidal?
Se lo preguntaron a Marcelo Díaz, el centrocampista del Basilea que asumirá parte de la carga de llenar el vacío que deje su compatriota. “Habría que ponerse en su piel para saber si le sirvió o no le sirvió tomar esa determinación y jugar contra Irlanda”, dijo. “Yo tal vez habría jugado para ver cómo respondía mi cuerpo, pero lo habría hecho con mayor cuidado”.
Gonzalo Jara también fue objeto de un interrogatorio en relación a su colega maltrecho. “Está en tratamiento y se integra a las prácticas más entrado el entrenamiento”, dijo el defensa del Nothingam Forest. “Él es un jugador dotado mental y físicamente. Esperemos que si no está para Australia que esté para España. Nosotros somos un equipo que jugamos con mucha intensidad y si no está él habrá otro compañero”. Jara destacó que por el modo de jugar de Chile, presionando a todo campo, no es posible participar al 50%. Se requiere un compromiso físico total.
“Anímicamente Arturo es muy fuerte”, prosiguió Jara. “Las cosas que se ha propuesto en la vida siempre las logró. Cuando lo compró la Juventus dijo: ‘Voy a ir ahí y voy a ser campeón’. Y fue campeón dos veces. Un tipo que le quita los penaltis a Pirlo tiene que tener un gran carácter. Lo que ha ‘twiteado’ en las redes sociales demuestra el carácter que tiene”.
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