Contador mantiene el tipo en la contrarreloj ante Froome

Durante un par de semanas se veían a diario en el Parador del Teide, pero, según Contador, apenas se fijaban en lo que hacía el otro, como mucho se saludaban por los pasillos solitarios. Froome suele decir, sin embargo, que cuando se entrena fuerte y se hace daño, y le duele, intenta siempre apretar más aún el entrenamiento, alcanzar un nuevo nivel de dolor, de sufrimiento que antes creía imposible, y que para aguantarlo solo piensa en los rivales: ¿qué, Contador, qué te parece esto?, ¿serías capaz de un sprintde 40s en subida cada 20 minutos, eh?, ¿y qué te parece esta delgadez cadavérica, el hambre que soy capaz de pasar?, y así. Nibali, que es siciliano, tiene más miedo a lo que pueda pensar su jefe, un kazako llamado Vinokúrov, que a impresionar a sus rivales, y no habla.

Los tres, que, se supone, dominarán el debate durante el Tour, se cruzaron este domingo por las calles de Lyon en la contrarreloj de 10 kilómetros que daba inicio a la Dauphiné. Cada uno de ellos organizó su número tratando de impresionar al rival, que para eso se entrenan. Nibali fue el mejor en la primera parte, cinco kilómetros que incluían la pequeña subida de la Observancia. En ellos sacó 2s a Froome y 3s a Contador. Y el británico, con el mismo dorsal número 1 de último ganador que también lucirá en el Tour, impresionó en la segunda parte, tras el rápido descenso, los inmensos bulevares del nuevo Lyon, cinco kilómetros contra el viento en los que su motor carburó por encima de los 500 vatios y en los que sacó 7s más a Contador, que mantuvo el tipo —el llano no es su terreno, pero en las contrarreloj ha mejorado— y 15s a Nibali, que no calculó bien sus fuerzas. Estuvieron bien Talansky y Van Garderen, y mal Porte.

Este lunes, las sesiones de exhibicionismo seguirán con la subida a Béal, en el Puy de Dôme.