Una gesta económica más que deportiva

“Era todo o nada. Si no se sube, o hay milagro, o esto no hubiese seguido”. “Estos tres años en Segunda B hemos pasado muchas cosas, tantas que podríamos haber desaparecido”. Las dos frases suenan igual, dicen lo mismo y definen la misma situación. Pero no las ha pronunciado la misma persona.

La primera sale de la boca de Paco Fernández, entrenador del Racing de Santander, que tras derrotar al Llagostera en El Sardinero en los playoffs de ascenso (1-0 después de empatar 0-0 en la ida) y certificar su salto a Segunda solo un año después de descender a Segunda B, respira más aliviado por lo que se ha evitado que por la gesta deportiva en sí misma.

La que le acompaña es de Antonio Calle, delantero del Albacete, que consiguió ascender con su equipo tras empatar con el Sestao (3-3 y 2-2) después de tres temporadas en la categoría de bronce. Dos equipos históricos que han dado esquinazo a la desaparición gracias a su esfuerzo sobre el terreno de juego.

Los números nos salen por las orejas” Tuto Sañudo, presidente del Racing

El incremento en los ingresos provocado por el reparto televisivo en la Liga Adelante (supone una ganancia de unos 2.5 millones de euros), unido al aumento en las cuotas para los aficionados, y la mayor repercusión del equipo como reclamo publicitario, se transforma para el Racing y el Albacete en antiséptico para sus heridas económicas. La deuda del conjunto cántabro asciende a 50 millones de euros, mientras que la de los manchegos ronda los 12. “Jugar en Segunda B es un calvario. El Racing es un club histórico y no podía estar en una situación como esta. Nos jugábamos la existencia”, reflexiona Tuto Sañudo, presidente del club cántabro desde el pasado 31 de enero. Con los nuevos ingresos en Santander esperan ponerse al día el pago de las nóminas de los jugadores, un apartado todavía pendiente.

“En octubre no teníamos presidente, se habló de muchas cosas, de que esto se cerraba, pero al final José Miguel Garrido tomó el mando, dio un paso adelante y hemos conseguido devolver al Albacete al sitio que se merece”, ahonda Calle, ex jugador del Valladolid, con el que se enfrentará este curso en Segunda.

La falta de recursos económicos unida a la escasa afluencia a los partidos de la categoría condiciona la gestión de los clubes, que sienten como solo el ascenso puede salvar las cuentas del curso. “Los números nos salen por las orejas. El tema económico es algo continuo para nosotros desde que llegamos al club y tenemos que sentarnos a mirar de cara al año que viene cómo podemos planificar la temporada, cómo podemos reforzar al equipo y demás”, añade Sañudo.

De la gesta deportiva quedan las celebraciones, el hermanamiento con la afición, pero lo que verdaderamente se valora en las oficinas es el incremento de las arcas. Ascender de categoría supone no solo una entrada de dinero, también una mayor carga en los gastos. “Tenemos que pagar el canon de la Liga Adelante a la Liga de Fútbol Profesional antes del 31 de julio. Es algo más de medio millón de euros, pero estamos seguros de que lo podemos conseguir”, incide Sañudo.

El aumento del kilometraje en los desplazamientos a las ciudades de los futuros rivales también supone un cálculo añadido en la cuadratura del círculo financiero. “Ahora mismo no hemos planificado nada. La fijación era subir y después ya se verá”, incide Paco Fernández. “Ahora es turno de la secretaría técnica. Tienen que ver con qué recursos vamos a contar, y si podemos mantener el bloque de jugadores con el que hemos conseguido el ascenso”, reflexiona Calle.

El ascenso a la Segunda se ha convertido en una gesta más económica que deportiva. Las victorias se reflejan en las cuentas. Ahí es donde los goles regatean a los números.