El ‘salvaje’ Westbrook

En los últimos segundos del quinto partido de las semifinales de la Conferencia Oeste, Russell Westbrook lanzó un triple interesante. Su equipo, los Thunder de Oklahoma, iban dos puntos por detrás, y si él acertaba el lanzamiento, seguramente ganarían. Si lo fallaba, seguramente perderían. Dos días antes, Westbrook había hecho un lanzamiento idéntico, en idénticas circunstancias, durante el cuarto partido, que perdieron los Thunder. Pero lo que hizo tan interesante el lanzamiento de Westbrook en el quinto partido no fue nada de esto.

Lo que lo hizo tan interesante fue esto: Russell Westbrook juega en el mismo equipo que Kevin Durant, recién nombrado MVP o Jugador Más Valioso de la NBA. Y mientras Westbrook abordaba el lanzamiento de la posible victoria, con mucho tiempo en el reloj, ni siquiera miró en dirección a Durant. Westbrook ninguneó al hombre que muchos consideran el mejor jugador del mundo.

En lo que se refiere a poder de las estrellas, puede que la NBA esté en mejor forma que nunca. Están Durant, y LeBron James, y Chris Paul, y Kevin Love, y LaMarcus Aldridge, y Steph Curry, y Carmelo Anthony, y Westbrook, por supuesto. Y eso sin mencionar a Dirk Nowitzki, Kobe Bryant o Tim Duncan.

Casi todos coinciden en que son jugadores lo bastante buenos como para cambiar la suerte de cualquier equipo en el que jueguen. Esta idea generalizada tiene alguna que otra pega, sobre todo cuando se trata de jugadores como Anthony y Love, que no han demostrado realmente que darles trabajo produzca victorias. Pero, en cualquier caso, los hombres que he mencionado son la clase de jugadores de los que la gente quiere hablar.

Russell Westbrook no es el mejor jugador de la NBA, y probablemente nunca lo será. Pero puede que sea el más importante

El único inconveniente es que la mayoría de estos jugadores no son muy convincentes como seres humanos. Ahí es donde entra Russell Westbrook; esa es la razón por la que este jugador es importante.

Westbrook es salvajemente irracional, lanza tiros terribles y a menudo hace cosas como olvidarse de que juega en el mismo equipo que el jugador más valioso de la NBA. A veces también hace cosas que nos hacen pensar que nunca volveremos a ver nada igual, dando botes por toda la cancha como si su cuerpo estuviese hecho enteramente de goma. En otras palabras, Westbrook juega al baloncesto como la gente vive su vida: sorteando los altibajos de la única manera que sabemos, es decir, aguantando y esperando que suceda lo mejor, sin dejar de cometer por el camino errores clamorosos y lamentables.

Russell Westbrook no es el mejor jugador de la NBA, y probablemente nunca lo será. Pero puede que sea el más importante. Su irracionalidad, su singularidad, sus defectos, son rasgos que lo humanizan. Son útiles para uno de los grandes propósitos del deporte; nos permiten vernos a nosotros mismos en el terreno de juego.

¡Ah! ¿Y qué pasó con el lanzamiento? Lo falló. Pero Chris Paul le hizo falta. Acertó los tres tiros libres y los Thunder ganaron el partido.