Dudas y certezas del tapado

El talento de una generación surgida de un plan de mejora técnica y táctica aplicado en el fútbol base desde 2001 ha colocado a Bélgica el cartel de la gran tapada de este Mundial. La nómina de sus mejores jugadores es tan fresca como atractiva. Courtois, Hazard, Chadli, Witsel, De Bruyne… El mayor contratiempo que se ha encontrado el seleccionador Marc Wilmots es la lesión de Benteke, el goleador del Aston Villa. Su lugar, con toda probabilidad será el corpulento y potente Romeu Lukaku.

“Tácticamente somos una selección bien organizada que toca mucho el balón, incluso desde atrás con Kompany, en el medio con De Bruyne o Hazard, muy buenos en el último pase y en el disparo. Pero cuando nos aprietan sabemos defender y jugar más directos arriba con Lukaku o Benteke, que saben aguantar el balón”, prosigue Courtois, ejemplo de esa exportación masiva y prematura de talento que ha vivido el fútbol  belga en los últimos años. No obstante, se le han descubierto carencias en algunos partidos por no tener mediocentros creativos. En partidos de juego directo, los Fellaini, Simmons o Witsel se han impuesto, pero cuando han tenido que elaborar juego han sufrido.

La inexperiencia en un Mundial, Bélgica no acude desde 2002, es el otro gran hándicap de una selección que se prevé incómoda. Sin embargo, han pasado pruebas durante la fase de clasificación, como el partido en Bosnia, que hablan de una selección que se ha endurecido y se ha hecho menos bisoña. Cuando esta generación de jugadores aterrizó en la selección absoluta se la acusó de perder partidos con goles encajados desde su blandura o de no saber reaccionar ante la adversidad.

La estabilidad de la defensa y el crecimiento exponecial de Courtois la han ayudada convertirla en esa selección de la que todos hablan como la posible sorpresa. Por delante del meta del Atlético juegan cuatro centrales, Alderweireld, Vermaelen, Kompany y Vertonghen.