La caducidad de la eterna aspirante africana
Drogba, Kolo y Yayá Touré encabezan a una Costa de Marfil a la que se le acaba el crédito de revelación mundialista
A Costa de Marfil se le ha considerado por el potencial de sus jugadores en los últimos años como la eterna aspirante africana al cambio en el paradigma futbolístico Mundial. Vamos, que ha llevado el cartel de favorita el tiempo suficiente como para que en Brasil tenga su última oportunidad de lucirlo, pues estas cosas caducan con los años. Encuadrada en el a priori dócil Grupo C con Colombia, Grecia y Japón, el equipo de Sabri Lamouchi tiene la oportunidad de acceder a la siguiente fase, algo que no pudo conseguir en el Mundial de 2010 de Sudáfrica, en parte porque quedó encuadrada en el grupo de la muerte de entonces con Brasil, Portugal y Corea del Norte. Fueron terceros y consumaron un nuevo disgusto para los Elefantes, que ahora, cuatro años más tarde (y más envejecidos) siguen contando con futbolistas de renombre internacional como Drogba, Yayá y Kolo Touré, Kalou o Gervinho.
Será de nuevo el gran potencial ofensivo de estos jugadores el arma principal de Costa de Marfil para alcanzar por lo menos los octavos de final del que será el último Mundial para muchos de sus jugadores. “Costa de Marfil dispone de hombres capaces no de dar la sorpresa, sino de jugar al nivel que se le reconoce en el mundo entero. ¡No nos ponemos límites!”, dijo Lamouchi tras conocer el resultado del sorteo. Es la línea argumental de una selección que se sabe capaz y que no tiene miedo en proclamarlo, pues ese convencimiento propio es a su vez la mejor arma motivacional a la que agarrarse.
Japón será la primera prueba para Costa de Marfil, y un nuevo tropiezo volvería a resucitar los fantasmas de Sudáfrica. Aunque en temas de supersticiones, los Elefantes siempre se han mostrado impasibles.
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