El Getafe toma oxígeno
Los azulones resisten el acoso del Málaga y logran su segunda victoria en cinco meses antes de afrontar la visita al Barcelona
El Getafe obtuvo ante el Málaga su segunda victoria en cinco meses, la segunda de Contra en sus ocho partidos como entrenador azulón. Una botella de oxígeno antes de afrontar un calendario himalayesco en las tres últimas jornadas en las que visitará al Barcelona y al Rayo y recibirá al Sevilla. Un triunfo que permite a los locales alcanzar los 35 puntos y que, de carambola, sellaba el descenso matemático del Betis a Segunda. Como tantas otras veces, ganó la necesidad de un equipo en la cornisa frente a la distensión del que se sabe con los deberes hechos, pero se prolongó la intriga hasta el último minuto.
Se vivió un suplicio en el Coliséum, con un rosario de desdichas para los azulones que a punto estuvo de desembocar en un empate tras la carga final del Málaga sobre la portería rival. La expulsión de Ciprian, la lesión de Gavilán y el escalofriante golpe en la cabeza que sufrió el portero Julio César tras chocar con Santa Cruz en los minutos finales retrataron el angustioso escenario de un equipo condenado a sufrir hasta el final tras su irreverente desplome a partir de la 15ª jornada.
Getafe, 1 - Málaga, 0
Getafe: Julio César (Codina, m. 90), Valera, Lisandro, Rafa, Escudero; Juan Rodríguez, Lacen; Sarabia (Borja, m. 65), Colunga, Gavilán (Pedro León, m. 48); y Ciprian. No utilizados: Arroyo, Míchel, Mosquera y Sammir.
Málaga: Caballero; Gámez, Angeleri, Ferreira, Antunes (Eliseu, m. 67); Camacho, Darder (Juanmi, m. 46); Samuel, Duda, Portillo (Iakovenko, m. 57); y Santa Cruz. No utilizados: Kameni; Weligton, Rescaldani y Pablo Pérez.
Gol: 1-0. M. 7. Colunga.
Árbitro: Muñiz Fernández. Expulsó a Ciprian (m. 36) y Angeleri (m. 75) por doble cartulina amarilla y amonestó a Gavilán, Colunga, Eliseu, Lacen, Escudero, Lisandro, Iakovenko, Pedro León y Gámez.
Unos 12.000 espectadores en el Coliséum.
En la 28ª llegó Contra que, mes y medio después, sigue pulsando teclas para frenar la cuenta atrás de su equipo rumbo a la Segunda División. Ante el Málaga, sin Lafita sancionado, el técnico rumano decidió prescindir de Pedro León en su once inicial apostando por Sarabia en el costado derecho y por Gavilán en el izquierdo. Convencido de que la salvación de su equipo pasa más por el voluntarismo que por la calidad o la pizarra, Contra sentó sin remilgos al centrocampista murciano justo el día después de que este reconociera en la sala de prensa que ningún jugador azulón había “dado el nivel” en las últimas 20 jornadas. La agitación le resultó de inicio antes incluso de acumular méritos, pero con el paso de los minutos los azulones acabaron abrazados a la angustia.
A los siete minutos el Getafe encontró el premio del gol al cruzar su picardía con la galbana del Málaga. Una imprudente pérdida de balón de los de Schuster en el centro del campo propició el contragolpe azulón, bien gestionado por Colunga y Ciprian. El vertiginoso tuya-mía entre los dos delanteros azulones finalizó en bingo por el inoportuno resbalón de Angeleri en mitad del área que dejó vendido a Caballero. Le batió Colunga con un remate tan firme como sencillo; su primer gol desde aquel que marcara al Betis en el Coliseum el pasado 6 de octubre; el primer gol del Getafe después de tres jornadas seco –en cinco de los ocho partidos con Contra ha sido incapaz de marcar-. Sin embargo, este Getafe atribulado, sin trazo ni consistencia, es capaz de complicarse la vida incluso en los pocos días en los que el camino parece despejado.
Los primeros titubeos en la gestión de la posesión y dos imprudencias de Ciprian, sancionadas con severidad por el árbitro, destaparon las dudas y los miedos en el Coliséum. El delantero rumano soltó el codo en un salto con Camacho y vio la primera tarjeta amarilla. Poco después, en la obstrucción del saque de una falta en terreno intrascendente, encontró la segunda cartulina y la expulsión –la tercera consecutiva para el conjunto azulón tras las de Lafita ante el Atlético y Alexis ante el Elche-. El Getafe afrontaba un horizonte intrincado: casi una hora de partido con un jugador menos (al final fueron tan solo 40 minutos). Para entonces, además, Santa Cruz había tomado medidas a la portería de Julio César con un remate a la remanguillé que se estrelló en el poste.
Ante semejante escenario, Schuster se animó a desmelenar a su equipo dando entrada a Juanmi por Darder y a Iakovenko por Portillo en busca de algo más que un puñado de acercamientos inofensivos. Mientras, al Getafe, cual perro flaco, le crecían las pulgas con la lesión de Gavilán a la vuelta de los vestuarios. Contra apuntaló su centro del campo con Pedro León y Borja y el partido entró en una atonía física y mental que, tras la expulsión de Angeleri, pareció desembocar en un pacto de no agresión. Pero el Málaga emprendió entonces una carga de juego directo en la que pudo encontrar el empate. Finalmente, el Getafe salvó los muebles.
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