Lorenzo y un Mundial cuesta arriba
El piloto de Yamaha llega a Argentina con solo seis puntos y pendiente de "volver a ser competitivos"
El Mundial se le ha puesto cuesta arriba a Jorge Lorenzo. Tras un invierno diferente, en el que tardó en ponerse en marcha a consecuencia de tres operaciones (para retirar las placas que fijaron sendas fracturas de clavícula el año pasado), el mallorquín comenzó la pretemporada, en Malasia, con unos kilos de más. Alejado de su forma física ideal y descentrado por la falta de confianza con los nuevos neumáticos (más duros que los de 2013), al piloto de Yamaha le costaba más de lo habitual firmar una vuelta rápida. Explica Lorenzo que los nuevos Bridgestone tienen poco agarre en los laterales, lo que perjudica a la M1 cuando está en la máxima inclinación, en su punto fuerte: el paso por curva. No parece compensarle, al menos no todavía, el nuevo cambio de marchasseamlessque la fábrica japonesa ha ideado a imagen y semejanza del de Honda.
Y así, falto de confianza con su moto y en peor estado de forma del deseado –"aún no estoy a tope físicamente, las operaciones han retrasado mi preparación", concedía días antes de arrancar la temporada– llegó a Catar. Sus problemas con las gomas se multiplicaron y no ayudó a su estado anímico ver que una Yamahaopen como la de Aleix Espargaró le sacaba los colores en cada sesión; tampoco que al flamante defensor del título de MotoGP, Marc Márquez, siga saliéndole todo a pedir de boca. Se clasificó en la quinta posición de la parrilla el sábado y el domingo no completó ni una vuelta: cometió un error cuando la goma no tenía todavía suficiente temperatura y se fue al suelo.
Nunca antes desde que corre en la categoría reina había comenzado el Mundial con un cero
Nunca antes desde que corre en la categoría reina había comenzado el Mundial con un cero. Catar, un circuito en el que siempre había subido al podio, se le atragantó como se le atragantaría unas semanas después Austin. Allí la presión le jugó una mala pasada. Allí, como en Catar, nada fue casual. Tras unos días repletos de actos en Colombia y Mexico, aterrizó en los Estados Unidos tras un viaje de más de 12 horas, con la garganta destrozada y algo de fiebre. Tampoco le fue mejor en los libres. Y se volvió a clasificar el quinto. Esta vez, sin embargo, ni siquiera llegó a la primera curva. "Como quería recuperar los puntos perdidos en la primera carrera, quizá eso le influyó, tenía más tensión", razonaba Dovizioso una vez se bajó del podio, sorprendido por lo extraño que resulta ver a Lorenzo perder la concentración. Había explicado el español que se confundió en la parrilla de formación: al encenderse el semáforo (y no al apagarse) soltó los frenos: salida nula. Y carrera perdida. "No estaba en lo que tenía que estar", confesaría después. Terminó décimo y sumó seis puntos. Los únicos puntos con los que se presenta en la tercera carrera del año, en Argentina(carrera el domingo a las 19.00), un circuito por descubrir.
"Este no es el principio de la temporada que había soñado, pero tengo bastante confianza en que puedo revertir la situación. No es fácil digerir lo que ocurrió en Austin, pero siempre intento sacar las cosas positivas incluso cuando tengo problemas", concede el de Yamaha. "Nuestro campeonato empieza ahora. Llego con las pilas recargadas después de descansar y entrenarmeduro en México", explica. Él, tan dado a la psicología deportiva, se exige tener paciencia y explica cuál es la clave: "No darle la importancia que otros le dan. Está saliendo peor de lo que esperábamos, pero se va a solucionar. Los deportistas cuando nos van mal las cosas nos entrenamos y trabajamos más para revertir la situación". Y añade: "No nos preocupan los puntos, ni el campeonato, solo volver a ser competitivos".
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