La empresa descomunal de Cristiano Ronaldo
El goleador se apresura a curar su rodilla para marcar ante el Bayern y ambiciona ganar cinco veces el Balón de Oro, una más que Messi
Cristiano Ronaldo ha vuelto a soñar con convertirse en el mejor futbolista de todos los tiempos. La obtención de su segundo Balón de Oro, en enero, sumado a los constantes estímulos que recibe del círculo de su agente y amigo, Jorge Mendes, le han llevado a proponerse metas inauditas. Dicen en el vestuario del Madrid que ahora quiere ganar cinco balones de oro para superar todos los registros, y que, desde hace meses, su actitud ha cambiado. De pronto, se le ve menos suelto, menos gozoso. Comenzó a comportarse como en sus días más furibundos de 2010 y 2011, cuando aspiraba a destronar a Messi y no le bastaba con jugar para sí mismo. Si en la temporada pasada, tras el cuarto Balón de Oro de Messi, se le vio resignado a disfrutar de sus maravillosas condiciones, este año juega, otra vez, para pasar a la historia.
Cristiano no soporta la idea de quedarse fuera de las semifinales de Champions ante el Bayern, el próximo miércoles. No le gusta sentir que el equipo gana sin él en el campo y mucho menos le agrada que le cuenten que —desde aquella victoria madridista en El Sardinero a principios de 2011— ciertos opinadores han llegado a decir que el Madrid juega muy bien sin su goleador. A estas urgencias se añaden el deseo de marcar un gol más en Champions, sumar 15 en lo que va de temporada, y batir el récord de Messi y Altafini en un curso europeo. Le espolea la ambición de liderar al equipo una vez más, después de tres semanas de baja por una tendinitis en la rodilla izquierda.
El viaje de regreso a Madrid, después de la final de Mestalla, el jueves de madrugada, no fue del todo feliz para el portugués. La alegría que sentía por la Copa obtenida se empañó por el intento frustrado de participar en ella. Procuró mantenerse un poco al margen de la celebración y fue objeto de la chacota de sus colegas eufóricos y naturalmente suspicaces. Porque mientras iban hacia Cibeles, en la plantilla comenzó a circular la noticia de que el presidente, Florentino Pérez, se había apresurado a romper su silencio autoimpuesto para ofrecer entrevistas y ensalzar, de forma inequívoca, la figura de Gareth Bale. El galés, que había metido el gol del triunfo (2-1), tiene fama de ser el jugador con el que más habla el presidente, haciendo una distinción que inspira recelos en el vestuario porque va contra los códigos no escritos de relación entre futbolistas y autoridad. Así es que, cuando los chicos veían a Cristiano tocado con su gorra negra, le advertían de lo que pasaba.
“¿Has visto cómo está el presi con su ‘hijo’?”, le decían los colegas en referencia a Bale
—¿Has escuchado cómo está el presidente con su hijo?
El hijo de Florentino Pérez, en el argot del vestuario, es Bale. Y Cristiano, que sabe que no es el preferido, respondió a las chanzas con una media sonrisa, mezcla de complicidad y de reconocimiento de lo evidente.
Los médicos son muy cautos respecto al estado del tendón rotuliano de Cristiano. La inflamación es grave y no creen que el próximo miércoles esté plenamente recuperado para jugar. El jugador se intenta poner a punto con todos los medios a su alcance. Con médicos y fisioterapeutas que él mismo paga y con los especialistas que trabajan para el club. Haciendo horas extras. Mañana y tarde. El sábado saltó al césped de Valdebebas para tocar el balón por primera vez en varios días y ayer repitió sesión poniendo a prueba su articulación en una serie de circuitos de saltos, giros y cambios de dirección.
A los 29 años los futbolistas comienzan a planificar los últimos años de sus carreras. Cristiano, que cumplirá 30 en 2015, sueña con un declive más glorioso que el ascenso. Juguetea con la idea de atrapar el quinto Balón de Oro, pero para eso es preciso ganar antes el tercero. Como a nadie le sobra el tiempo para tamaña empresa y, como este es año de Mundial, las circunstancias lo empujan a conseguir el galardón en la próxima gala de la FIFA.
Los médicos creen que el portugués ocultó su lesión para engordar estadísticas
Con Messi en horas bajas y el Barcelona eliminado de la Champions, es natural que Cristiano piense en una oportunidad. Sus 45 goles en todas las competiciones son otra cifra monumental que le sugiere más. Todo sería perfecto de no ser por las exasperantes molestias que le provoca la rodilla izquierda.
Dicen en el club que cuando los médicos descubrieron el grado de la inflamación que sufría su tendón rotuliano concluyeron que Cristiano había estado jugando con un gran dolor. Pensaron que había soportado las molestias durante meses, en silencio, para evitar que le descubrieran los traumatólogos oficiales y le dieran la baja. Así podría seguir engrosando los registros personales. Conjeturaron que la resistencia al sufrimiento de Cristiano fue posible por las ayudas de los especialistas que le atienden fuera de Valdebebas, al margen del Madrid, y al amparo de Mendes.
Ahora Cristiano se apresura a reemprender una aventura colosal. Espera golear al Bayern y espera que sus rodillas le dejen de recordar sus límites.
Bale no se entrena por gripe
Mientras que Cristiano Ronaldo se entrenaba con el grupo, por lo que crecen sus posibilidades de jugar contra el Bayern (fue su primera práctica con todo el equipo de los últimos cuatro), Gareth Bale fue baja en la sesión. El galés, decisivo en la final de Copa, donde marcó el segundo gol del Real Madrid frente al Barcelona, es duda para el encuentro de ida de las semifinales de la Champions.
El Madrid recibe al Bayern de Múnich en el Bernabéu este miércoles a las 20.45.
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