El Bayern saca su orgullo
El conjunto de Pep Guardiola reacciona sin brillo con goles de Mandzukic, Müller y Robben ante un United que marcó primero
No hubo heroísmo ni exaltación en el Allianz Arena. La clasificación del Bayern para las semifinales fue celebrada de manera rutinaria: el deber cumplido. Sin la brillantez que se le supone, el conjunto bávaro solo reaccionó cuando le pincharon, tanto en la ida como en la vuelta, imponiendo su velocidad de crucero y la explosividad de sus extremos, Ribéry y Robben, cuando más lo necesitaba. Se había adelantado inopinadamente el Manchester United, un golazo de Evrà, pero el equipo inglés se disolvió justo cuando se había destapado. Abierto el encuentro, el cuadro de Guardiola pasó el rodillo. Aunque fuese sin una chispa de creatividad, castigado por la inanidad de su jugador más fantasioso, Götze, víctima el equipo de Pep de la responsabilidad de haber sentido tan favorito en la eliminatoria. Agarrado al pragmatismo, el campeón sigue en carrera.
La foto fija de la primera parte quedó congelada en la última acción: todo el Mancheser metido en su área y el disparo a la grada de Boateng con la zurda después de una secuencia de pases tan previsibles como anodinos del Bayern. Ahí estaba la gracia de este primer periodo: el equipo con prisas por jugar era el bávaro, a pesar de su ventaja en la eliminatoria (el valor doble en caso de empate del 1-1 la semana anterior en Old Trafford). El United, en cambio, estaba encantado del tiempo sin nada que contar, confiando en que su oportunidad aparecería tarde o temprano.
BAYERN, 3- MANCHESTER UNITED, 1
Bayern: Neuer; Lahm, Boateng, Dante, Alaba; Kroos, Müller (Pizarro, m. 83), Götze (Rafinha, m. 64); Robben, Mandzukic y Ribéry. No utilizados: Raeder, Van Buyten, Weiser, Hjbjerg y Weihrauch.
Manchester United: De Gea; Jones, Smalling, Vidic, Evrà; Carrick, Fletcher (Chicharito, m. 74); Valencia, Kagawa, Rooney; y Welbeck (Januzaj, m. 80). No utilizados: Lindegaard, Büttner, Ferdinand, Giggs y Young.
Goles: 0-1, M. 53. Evra empalma a bote pronto un centro de Valencia. 1-1. M. 58. Mandzukic, de cabeza. 2-1. M. 67. Müller. 3-1. M. 75. Robben.
Árbitro: Jonas Erikson. Amonestó a Evrà y Rafinha.
70.000 espectadores en el Allianz Arena.
Para cubrir las bajas del medio del campo (Thiago, Schweinsteiger y Javi Martínez), Guardiola optó por unir a los centrocampistas disponibles: Kroos y Müller, con Mario Götze por delante. Sin embargo, la posición de mediocentro tiene mucho de específica, no sirve cualquiera. No hubo fluidez en la distribución del balón y Guardiola, a falta de 10 minutos para el final de la primera parte, ordenó un cambio táctico: avanzó a la medular a Lahm, que había empezado en el lateral derecho, dejando esa zona al central Boateng. Era la manera de expresar Guardiola su disconformidad.
La segunda parte arrancó por la misma dirección, jalonada por una volea de Mandzukic sosobre los genitales de Vidic, el primer remate amenazante del delantero croata. No hubo noticias de Götze ni de Müller. Y empezó a estirarse el United a través de Kagawa y Valencia. El centro del ecuatoriano desde la derecha se enroscó saliendo hacia fuera del área bávara. Se alejaba aparentemente el peligro, un espejismo. Apareció Evrà en la frontal y empaló a bote pronto un tirazo que adquirió velocidad hasta entrar por la escuadra izquierda de Neuer.
Al igual que Old Trafford, el Bayern tiró de orgullo y explotó por los costados, encontrando los espacios perdidos en toda el tiempo anterior. Primero fue Ribéry por la izquierda: su centro lo cabeceó acrobáticamente Mandzukic, retorciérdose para enviar muy enrevesada la pelota. Matthias Sammer abrazó a un Guardiola desencajado, tratando el catalán de transmitir en alemán la desesperación de los momentos anteriores.
El partido había entrado en una nueva fase, mucho más imprevisible. Y Robben entró por el otro lado. A su centro raso y corto con la diestra acudió Müller para marcar. En ambos tantos muniqueses se había despistado Evrà, precisamente el autor precisamente del magnífico gol del Manchester. Las arrugas se le marcaron en el rostro a David Moyes, que dio paso a Chicharito en un toque de corneta para el cuarto final: Rooney, Wellbeck y el mexicano en el ataque.
Pero, claro, a menos jugadores defensivos ingleses, más aire para el Bayern. Demasiado para Robben. En su típica carrera en pararelo a la línea del área grande, buscando el ángulo para disparar, la suerte le acompañó al desviar su tiro la pierna de Vidic justo junto al palo derecho de De Gea. Guardiola, ahora sí, esbozó una leve sonrisa. Al campeón, como mínimo, se le exigía llegar otra vez a las puertas de la final.
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