Messi corre tan poco como Pinto
La Pulga completa 6,8 kilómetros, solo 1,5 más que el guardameta azulgrana
En la orilla del Manzanares, desde lo alto del Calderón, se intuye la ladera de la Ribera de Curtidores, se atisban los pisos que crecen sobre la memoria de una fábrica de cerveza y se divisan cúpulas de iglesias del muy noble Madrid de los Austrias, la vieja ciudad. Huele a fútbol de barrio y a río, y ayer, a un partido grande de la Champions en el que no apareció Messi y en el que el Barça del Tata Martino dijo adiós a su primer título del año y al sueño de estar en Lisboa, víctima de un inicio de partido gris y de la desaparición de su referente, del hombre al que se aferró los últimos siete años para marcar una época. La Pulga, que recorrió 6,8km, apenas 1,5 más que su portero, Pinto, y casi la mitad que Koke (12,2), remató solo una vez entre los tres palos (cuatro en total), perdió nueve veces el balón y lo recuperó una. En los cinco partidos que ha disputado esta temporada contra el Atlético se ha marchado sin marcar.
Al Barcelona le duró ayer menos de cinco minutos la idea de marcar primero y convertir en algo que no había sido antes un partido contra el Atlético del Cholo Simeone. Así que volvió a nadar contra corriente y esta vez no llego a la orilla. Le salvó de entrada el palo a remate de Adrián, relevo del lesionado Costa, pero Pinto se venció con el zapatazo a bocajarro de Koke en la jugada posterior (1-0).
El astro perdió nueve balones y solo disparó una vez entre los tres palos
Destrozada de cuajo la intención con la que salió al campo, tuvo el equipo la grandeza de ponerse de pie y la voluntad de tener el balón —70% de posesión para los visitantes—. Y aunque lo tuvo, al Barça le faltó profundidad y le sobró el toque que le hubiera dado si Messi acierta de buenas a primeras. La Pulga picó el balón pero no atinó, y suele ser costumbre que si al Atlético le dejas vivo te mata. Tantas veces como el Barcelona cogió el balón y trató de contestar al gol de Koke, tantas descubrió que no le caben todos los futbolistas en el campo a Martino, que ayer volvió a juntar la artillería menuda, con Cesc de falso 9 y con Messi a la derecha y Neymar a la izquierda. El dibujo, que pintaba bien, salió feo, y cuando Martino lo modificó, casi que fue a peor. Nunca hizo daño el Barça, y, alejado Messi de la portería, se quedó sin dinamita. El Atlético, dispuesto a ganar, ganar y ganar, en una noche escrita para su mejor gloria, le dejó hacer, tan cómodo.
Al Barcelona le buscó el Cholo los descosidos y los encontró hasta roerlos como nunca, sometiéndole a un estrés insoportable para un equipo que se venció como hace un año lo hizo en Múnich. Entonces estaba Valdés, ayer Pinto, y siempre la desesperación de no ser capaz, de querer y no poder. Cuando el Barcelona más quiso, menos pudo, y por vez primera en seis años se quedó en cuartos.
Si en el primer tiempo se echó en falta a Messi, en el segundo el 10 tampoco asomó. Del equipo del Cholo, domado con el balón, no quedaba ni el recuerdo, y al ritmo de la constancia de Xavi en la combinación, el Barcelona se fue a por la eliminatoria. Más gritaba el Calderón, más jugó Xavi, más mandó el Barça y menos apareció Messi. Insulso como pasador, lejos de ser el jugador definitivo que reclamó el partido, especialmente cuando Martino quitó a Iniesta, al argentino le añoró tanto el Barcelona que se quedó seco. El Barça no encontró a Messi y perdió el tren a las semifinales.
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