Un sueño mundial
La plata de la selección sub-17 en el Campeonato del Mundo, una cita que la absoluta acaricia por primera vez en su historia, constata el gran momento del fútbol femenino
Nunca antes una plata supo mejor ni un empate tuvo tanto valor. Nunca, en definitiva, el fútbol femenino en España había vivido en tan pocas horas dos alegrías así: la sub-17 fue la primera selección en disputar la final de un Mundial, una cita que va camino de dejar de ser una utopía para la absoluta, a un paso de clasificarse después de empatar (0-0) el sábado con Italia, para Canadá 2015, el mayor hito de su historia.
El punto de inflexión del equipo que dirige Ignacio Quereda, coinciden las internacionales, fue el billete para el Europeo de Suecia del año pasado, el segundo al que acudían, aunque para recordar el anterior hay que remontarse a 1997. El pase, sellado con un gol al límite de la capitana, Verónica Boquete, supuso un chute de confianza del que aún se nutren, como se comprobó contra Italia. Pese a errar Boquete un penalti y el empuje del cuadro azzurro, España no cedió. “Antes, este tipo de partidos se nos acababan escapando; ya no”, asegura la guardameta Ainhoa Tirapu. El “sí se puede”, tan traído en estos días de imposibilidades. “Comprobamos que éramos, que somos en realidad capaces de cualquier cosa; cambiamos la presión por la tensión”, asegura Boquete.
Compensamos las carencias físicas con un fútbol de toque” Ainhoa Tirapu
Si aquello supuso una motivación, el pase certificaría un valor en alza, la confirmación del fútbol femenino, el mismo que durante años ha nadado a contracorriente, que, en realidad, sigue penando cada fin de semana con jugadoras tan profesionales sobre el césped como carentes de derechos laborales. Unas limitaciones que, sin embargo, no les impiden codearse con selecciones de países mucho mejor dotados. Según datos de la federación de fútbol, en España 28.154 mujeres cuentan con licencia para jugar al fútbol, por las cerca de 250.000 de Alemania, las 300.000 de Suecia o las 350.000 de Inglaterra, las ligas más potentes, a las que ya han emigrado algunas de las jugadoras, caso de Natalia Pablos, Laura del Río y Keka Vega, Las three amigas del Bristol, inglés. O la misma Boquete, antes emigrante en Estados Unidos, la primera española que disputará unas semifinales de la Liga de Campeones, con el Tyreso, sueco. Una Champions en la que el Barcelona, campeón de Liga, alcanzó los cuartos de final este curso. “Físicamente estamos lejos de Alemania o de Estados Unidos, ellas son casi atletas, pero técnicamente hemos demostrado estar a un nivel bastante alto, compensamos las carencias físicas con un fútbol más de toque”, celebra Tirapu. A falta de cuatro partidos, España aventaja a Italia en seis puntos, aunque ha disputado un encuentro más. Pese a ello, depende de sí misma, ante rivales inferiores, para sellar el billete a Canadá. Siempre a domicilio. La primera parada será el próximo jueves, ante Macedonia; Estonia aguarda el 8 de mayo y con Rumanía y República Checa se cita el 13 y el 17 de septiembre, respectivamente.
Mientras los frutos en la selección absoluta empiezan a aflorar, en las categorías inferiores no hay año prácticamente en el que no den una alegría. La sub-19 fue campeona de Europa en 2000 y plata en 2004 y la sub-17 ha celebrado a las órdenes de Jorge Vilda, un técnico de apenas 32 años, dos oros, una plata y un bronce en Europeos y un bronce y una plata Mundial, la lograda este pasado fin de semana. Aunque este metal siempre tiene un sabor amargo, la conseguida en Costa Rica para muchas sabe a oro. En su primera comparecencia en la final de un Mundial, cayeron ante Japón (2-0), un equipo al que nadie fue capaz de marcar un gol. Una derrota que no hará olvidar la experiencia de jugar ante más de 34.000 espectadores en el Estadio Nacional de San José, en Costa Rica. “Fue inolvidable: escuchar los himnos ante tanta gente, o un momento durante el partido en el que se pusieron a hacer la ola... era increíble”, recuerda Laura Domínguez. “Ahora, los fines de semana, nos seguirán yendo a ver solo los padres de las que juegan”, bromeaba la internacional, de 16 años, que un par atrás aún jugaba en un equipo mixto, hasta el límite de edad permitido, porque aunque en Madrid sí había equipos femeninos, en Alcalá no. Un caso cada vez más excepcional, aunque queda camino por recorrer. “Siempre era la única, era a la que más cuidaban, cuando me llamó la sub-15 aún jugaba con ellos, les daba cierta envidia porque es más complicado que les ocurra”, dice orgullosa esta seguidora del Madrid, cuyo referente, con permiso de Verónica Boquete, a la que casi todas las chicas toman como espejo, de Cristiano Ronaldo, “desde que jugaba en el Manchester”, puntualiza para que no haya dudas. Ahora, tiene entre ceja y ceja subir a Primera con su equipo, el Madrid Club de Fútbol Femenino, al que solo le faltaría el Real al inicio para que el nombre cobrase más empaque. Un sueño para muchas jugadoras, que quisieran ver cómo el equipo blanco abre una división femenina, como la del Barça, el Atlético el Athletic. “Pero no parece que vaya a ser posible”, asume Domínguez entre risas.
Esta última semana las chicas han logrado también otro premio, quizás menos tangible. El apoyo público de jugadores que, con su respaldo, pusieron los focos sobre ellas. Así, internacionales como Llorente, Silva o Mata, entre otros, mandaban sus ánimos a las más pequeñas. Igual que Casillas lo hizo con la absoluta. O el propio Del Bosque, que se prestó a grabar un vídeo con las jugadoras. Una conversación en la que Boquete le recuerda cómo los enfrentamientos con Italia siempre han traído alegrías últimamente, a lo que el seleccionador le responde: “Eso ya es historia, ahora las verdaderas protagonistas sois vosotras”.
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