El Elche se inspira en el descuento

El estadio Martínez Valero, en una magnífica entrada (unos 31.000 espectadores), lo celebró por todo lo alto. Había lágrimas en los ojos de algunas aficionadas. El suspense del gol en el minuto 92 y medio (dentro de los tres minutos de tiempo extra) añadió dramatismo a la alegría de los ilicitanos. Con 35 puntos en el bolsillo, entendieron que era el tanto de la salvación. Hubo un instante de éxtasis en las gradas del Martínez Valero. También los técnicos (admirable el trabajo de Fran Escribá) se fundieron en un abrazo con empleados y jugadores. Aquel momento de felicidad justificaba todo un año de sufrimientos. Rychmond Boakye, delantero ghanés de apenas 21 años, había cabeceado a las redes un centro desde la derecha, a pie cambiado, del zurdo Carles Gil, el volante que el curso que viene regresará al Valencia, de donde está cedido. Boakye había sustituido a Christian Herrera poco antes en el intento desesperado de Escribá por encontrar el camino del gol.

Tras el mazazo, desde uno de las cabinas reservadas a los periodistas, el sancionado entrenador del Getafe, Cosmin Contra, golpeaba el pupitre de madera con la colera reconcentrada. Había tenido el empate en el bolsillo, la confirmación de la remontada iniciada la semana anterior con la merecida victoria en Mestalla. Se le fue al traste por un par de despistes defensivos, sobre todo el de Rafa al permitir el cabeceo libre de Boakye.

El equipo menos dotado para el gol de Primera (solo 26 tantos a favor en las 32 jornadas) había hallado en ese cabezazo de Boakye una pepita de oro. Una victoria, además, que solo es la octava de la campaña para el cuadro ilicitano, señal de su propensión a empatar (11 veces), solo superado por un rival directo en la lucha por la salvación, el Valladolid con 12.

El Elche había acumulado algunos méritos más. Dentro del enorme esfuerzo táctico y físico de ambos equipos, que defendieron sus respectivos arcos con uñas y dientes, el conjunto ilicitano había sido un poco más ambicioso. Sobre todo a partir de la inclusión de Javi Márquez, que logró estirar al Elche desde su dominio del centro del campo.

El Getafe se había defendido con la fiereza de la semana anterior en Valencia, pero le faltó soltarse más en ataque, demasiado supeditado a las incursiones de Pedro León o a sus faltas laterales (la mayoría se le quedaron cortas). Y para cuando superó a la zaga ilicitana, el portero Manu Herrera respondió con firmeza. El Elche insistió hasta el final, Carles Gil centró con toda la suavidad y Boakye se sintió inspirado al cazar un gol que puede valer un año más en Primera.