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Nadal afila sus armas

El español, ya sin aparentes dolores en la espalda, da una exhibición ante Istomin (6-1 y 6-0) para llegar a los octavos

Juan José Mateo
Nadal, este lunes en el partido contra Istomin.
Nadal, este lunes en el partido contra Istomin.C. B. (AFP)

Es como ver a la inspiración vestida de tenista. Para llegar a octavos del Master 1000 de Miami (6-1 y 6-0 a Istomin en solo 59 minutos), Rafael Nadal protagoniza una exhibición que destierra el fantasma de los problemas de espalda espantándolo con su mejor arma: antes de luchar por los cuartos de final contra el ganador del Bautista-Fognini, dos tenistas en alza, el número uno mundial vive una tarde en la que el drive habla por él, y lo hace con elocuencia.

Nadal hizo y deshizo como quiso con ese golpe. Pegó parado, en movimiento y saltando por los aires. El destino de la pelota fue siempre el mismo: abrir en canal las defensas del uzbeko. Hubo un momento en el que Istomin empezó a sonreír mirando al público, como diciendo: “¿Pero han visto ustedes lo que ha hecho este tío?” Porque Nadal fue capaz de explotar la pista en todas sus vertientes, a lo largo y a lo ancho, con ángulos cortos y largos. Un festival que partió de una base innegociable: piernas frescas.

El número uno mundial perdió en tercera ronda del Master 1000 de Indian Wells. Eso le dio unos días de descanso, entrenamiento en pista y preparación física con los que no contaba. Los resultados son evidentes. A falta de la prueba de los mejores, que son los que no miden solo los golpes, sino también la fortaleza del espíritu, la solidez de la voluntad y el número de las dudas, Nadal se mueve con la ligereza de sus mejores días. Eso le permite taparse más el revés, y en días inspirados como el que sufrió el uzbeko, disparar ganadores de todos los colores, muchos de ellos rebosantes de talento y malicia. Hasta Toni Nadal, su tío y entrenador, puso cara de incredulidad en el banquillo ante alguno de sus tiros.

“He conseguido jugar a un gran nivel, me he vuelto a mover con soltura, y el estar sacando otra vez con mi gesto normal me da confianza para empezar los puntos con buen pie”, valoró el campeón de 13 grandes en las cámaras de Teledeporte. “He dado un paso adelante de juego y espero dar otro… o seguir igual, que ya bastaría”.

Tras el comienzo huracanado del español, Istomin no se dejó intimidar. Sin complejos, el uzbeko, otro de esos tenistas con talento y armas pero sin continuidad en el juego, se procuró una bola de break con 1-4 en contra. El número 57 se ofreció ahí la oportunidad de volver a creer que podía tener algo que decir en el partido. Nadal, que había sumado la primera rotura en el juego inaugural y desde un 40-0 en contra, rompió sus esperanzas con un método nada sorpresivo: de un derechazo. Desnortado por tantos disgustos, el uzbeko desaprovechó otras dos bolas de rotura en el inicio de la segunda manga. Hacía tiempo, sin embargo, que el encuentro había muerto. Cuando Nadal afila su drive, no hay coraza que resista.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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