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El Bilbao Basket es un caos

La huelga de jugadores a partir del lunes ratifica una enfermedad que se antoja incurable.

Los jugadores del Bilbao Basket, durante su rueda de prensa.
Los jugadores del Bilbao Basket, durante su rueda de prensa.Miguel Toña (EFE)

Demasiadas promesas incumplidas, demasiadas cuentas pendientes, demasiados chascos, demasiado cansancio anímico han llenado a los jugadores del Bilbao Basket a la decisión final: convocar una huelga indefinida a partir del lunes que deja al club bilbaíno a los pies de los caballos. El zigzagueo del Bilbao Basket en las últimas temporadas ha acabado con el club estampado contra el muro y los daños no han sido pocos. La salida del máximo accionista, Gorka Arrinda, no ha tenido el efecto previsto. Los nuevos inversores se han topado con el mismo muro: la falta de patrocinador sin el cual el proyecto es inviable. La conclusión era inevitable: “No podemos más”, sentenció ayer Roger Grimau en la rueda de prensa en la que anunciaron la huelga indefinida.

La sensación general es que nadie puede más en el Bilbao Basquet. El anunciado acuerdo con el Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ) —un seguro médico de fuerte raigambre en Bizkaia— se ha frustrado al entender que las deudas del equipo de baloncesto eran muy superiores a las inicialmente anunciadas. En definitiva, el grupo IMQ temía que su patrocinio (previsto hasta 2018) iba a servir para hacer frente a esas deudas pero sin garantía de futuro. Es decir, que su presencia podía cubrir todo lo adeudado pero el club volvería al punto muerto en el que está actualmente.

Los últimos patrocinios han resultado un fiasco, en concreto el último transmitiendo la sensación de que el Bilbao Basket se agarraba a cualquier clavo ardiendo sin que le importara quemarse las manos. Pero el fiasco seguía creciendo y el desánimo era cada vez mayor. Por eso decía ayer Germán Gabriel: “Nos hemos sentido manipulados”. La imagen la reflejaba a la perfección Roger Grimau cuando afirmaba que tras cada anuncio de futuro (o mejor habría que decir de presente) “íbamos al entrenamiento del día siguiente con una sonrisa estúpida”.

Problemas económicos crónicos

Sin patrocinador y sin el paraguas de las instituciones, la caída se precipitó

El Bilbao Basket estaba herido desde hace varios años. Un club que se creó en 2000, y que devolvió el baloncesto a Bizkaia seis años después de que sucumbiera el Cajabilbao —otro proyecto con idéntico recorrido—, ha malvivido económicamente pese a sus notables esfuerzos deportivos. Resultaba triste comprobar cómo en abril del año pasado el equipo disputaba en Charleroi la final de la Eurocup con las arcas vacías de euros pero llenas de dudas. El mismo club que había disputado el play off por el título de la Liga ACB en 2011 y que se había colado en varias fases finales de la Copa y se había estrenado en la Euroliga.

Sólido en el parqué, era papel mojado en los despachos. Las ayudas institucionales le salvaron la vida, pero no le devolvieron la salud. La última de la Diputación Foral de Bizkaia el año pasado le permitió rebajar la deuda fiscal que mantenía con esa misma institución, pero el órgano foral dejó claro que era el último abrazo. La Diputación había liquidado todas las ayudas a los clubes privados (incluido el Athletic) y el Bilbao Basket no iba a ser una excepción.

Sin patrocinador y sin el paraguas de las instituciones, la caída se precipitó. Por momentos se hizo creer que la salida del dueño, Gorka Arrinda, y la llegada de nuevos dirigentes, iba a ser la condición para insuflarle vida a un proyecto con síntomas de agotamiento. El anuncio de la presencia en la camiseta del equipo del IMQ —por fin un patrocinador solvente— animó a los empleados y a la afición. Parecía que el proyecto, al menos tenía presente aunque persistieran las dudas sobre su futuro. La renuncia de este grupo no ha hecho sino esclarecer que la deuda del Bilbao Basket es mayor de la que se preveía, lo que sin duda aleja posibles patrocinios. Las deudas con la plantilla de jugadores, técnicos y empleados viene desde la pasada temporada y como dijo ayer el capitán, Álex Mumbrú, “hemos cobrado un poco, pero no llega ni a una mensualidad”. Roger Grimau va más lejos: “Tenemos la sensación de que no vamos a cobrar ni un euro hasta final de temporada”.

La huelga estaba cantada y, en cierto modo anunciada en el twitter de algunos jugadores: “Mi padre me dijo: ‘Hijo, que nunca se rían de ti”, escribió el capitán Álex Mumbrú. “Una de las hostias más grandes que me han pegado”, escribió Grimau, Hoy domingo el Bilbao Basket se enfrentará al Real Madrid, pero el lunes la huelga será oficial: ni entrenamientos ni partido contra el Barcelona en el Palau, si el tiempo no lo remedia. Ahora mismo, el Bilbao Basket es un caos.

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