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Otro Neymar

El extremo, lejos de la versión que ofrece con Brasil, subraya su falta de gol como azulgrana

Jordi Quixano
Neymar se lamenta durante el partido.
Neymar se lamenta durante el partido.SERGIO PEREZ (REUTERS)

Fue toda una inspiración, una rampa para llegar al gol. Le pegó con la zurda y la coló por debajo de las piernas del portero; aprovechó un pase interior para bigolear con una vaselina; y puso la guinda, el hat-trick, tras un pase de Jo. Fue Neymar. Pero vestido con la camiseta de Brasil, donde se lo pasa pipa y se sabe el punto final del juego colectivo. Versión lejana a la que exhibe en el Barcelona, hasta el punto de que suma más asistencias (8) que goles en la Liga (7). Frente al Valladolid, partiendo desde la izquierda, al igual que hace con la canarinha, volvió a no acabar las jugadas, a acrecentar el desatino en el remate, a traer a la memoria del aficionado el precio pagado por el club.

Primero recibió en la frontal del área, realizó un recorte eficaz y se perfiló para el disparo. Se le fue a las nubes. Y después, en una contra, recogió el cuero en el interior del área, un pelo escorado. Le pegó con la zurda y, de nuevo, fue un disparo terrible, como si de una conversión de rugby se tratara. No era la tarde del Barça pero tampoco la de Neymar, que erró en 13 de los 35 pases que probó y solo se salió airoso en uno de los cuatro driblings que lanzó.

Con siete dianas, es el quinto goleador del equipo, después de Alexis (16), Messi (15), Pedro (13) y Cesc (8)

“Neymar está bien, está alegre, no se le ve preocupado”, convino Xavi la semana anterior, en referencia al embrollo de su fichaje con el Barcelona y los contratos paralelos que investiga tanto el fisco español como el brasileño. “Yo lo noto normal, pero uno no está todas las horas con el futbolista para saber cómo se siente. Y muchas veces la procesión va por dentro”, argumentó Martino. Palabras que aliñó Neymar con fotos en las redes sociales, como esa en la que enseñaba pectorales con Alves y Adriano, pose despreocupada. Pero Ney —como le llaman en el vestuario— no funciona en el césped. Los números así lo indican: con el Santos marcó 54 goles en 103 partidos (0,52 dianas por duelo); en la Libertadores 14 en 25 (0,56); con Brasil ha convertido 30 en 47 internacionalidades (0,63); y con el Barça se queda en siete de 20 encuentros ligueros (0,35).

Con Alexis como mejor artillero en la competición (16 redes), Neymar se queda lejos en esa suerte, toda vez que también tiene por delante a Messi (15), Pedro (13) y hasta Cesc (8). Resulta que el 11, con más regate que tiro, habitual vía de escape para los entuertos del juego, se queda casi siempre a medias. Solo brilló cuando actuó durante unas semanas de delantero centro, ausente Messi por lesión. Pero no es su sitio. Y, con una negación de ofuscación, que no de protesta, Neymar se marchó antes de hora del césped de Zorrilla por decisión de Martino. Castigo a su fútbol; consecuencia a su falta de gol.

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