“Da rabia, pero soy joven”
El español, de 22 años, admite “un fallo tonto” en su programa y asume el cuarto puesto como “una lección” para el futuro
En el día de San Valentín, Javier Fernández esperó frente a las cámaras a que le dieran su nota con un corazón en la mano. Se jugaba una medalla. Sonreía. Hasta que sus esperanzas acabaron rotas. Fue cuarto “por un fallo de cálculo” en la ejecución de su programa, según explicó luego una portavoz de la Federación, que decidió no reclamar la puntuación al entender que el error había sido del patinador, que mezcló mal los elementos de su programa.
“Creía que iba a tener un poco más nota de la que al final me han dado los jueces”, reconoció más tarde el patinador sobre esa cara de esperanza con el que esperó la puntuación, transformada inmediatamente en decepción cuando escuchó el veredicto. “He visto a la gente del público muy animada, y creía que era porque a ellos también les había gustado. Los jueces han pensado otras cosas. Ya no hay nada que hacer”, prosiguió el madrileño, de 22 años, que en un mes competirá en el Mundial de la especialidad, en Tokio, del 24 al 30 de marzo.
“Me sentía menos nervioso, mejor que el jueves, pero tuve ese fallo tonto que me ha quitado unos puntitos que me podían haber subido al podio”, reflexionó con un hablar acelerado, mordiendo las palabras, con la adrenalina todavía disparada, pero no especialmente triste ni derrotado. “Tampoco me voy a quedar aquí. Voy a seguir. No me voy a quedar pensando en lo que ha pasado. Me he sentido bien. Hubo un fallito. Tuve que cambiar incluso un salto del programa tras el primer fallo del cuádruple. Creo que habría tenido un poquito más de nota. No he visto nada todavía. Me ha parecido un poquito bajo. Ya no hay nada que hacer. Tampoco me vengo abajo. Soy joven. Puedo ir a más Juegos Olímpicos”, prosigue.
No me voy a quedar aquí, pensando en lo que ha pasado. Puedo ir a más Juegos Javier Fernández
“Claro que da rabia porque estás a un paso y por esa tontería, que no me hayan contado el último salto… me hubiera gustado traer la medalla a España, me quedé en el último escalón y no pudo ser”, añadió.
La sensación que transmite el patinador es más de frustración que de fracaso. “No es la decepción más grande de mi carrera, me lo tomo como una lección”, afirmó y recordó que fue 14º en Vancouver 2010 por lo que ha escalado 10 puestos desde sus primeros juegos.
Fernández comparte entrenador con Yuzuru Hanyu, el flamante campeón olímpico, de solo 19 años. Pronto volverán a encontrarse en Canadá, donde ambos se entrenan a las órdenes de Brian Orser, el primero que ayer le explicó a Fernández que no debía reclamar su puntuación, porque no tenía razón. “Hanyu es un trabajador nato, le gusta machacarse todos los días. Estoy muy feliz por él. Seguro que es uno de los mejores días para él”, aseguró el español. ¿Lo celebrarán juntos?, le preguntaron “No creo que Hanyu lo celebre mucho”, contestó demostrando que aún le quedaba sentido del humor.
El doble campeón de Europa y bronce mundial, por su parte, seguirá disfrutando de un espejo y un ejemplo para saber lo que cuesta llegar a lo más alto.
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