Un balón para dos equipos
La renovada versión del toque del Barcelona compite con la exigida posesión del Rayo
Ganaron 4 a 1 al Málaga y entró en el vestuario con un enfado morrocotudo, hasta el punto de que echó una buena bronca a sus jugadores. “Me fui muy cabreado”, revela Paco Jémez, técnico del Rayo; “porque entiendo que mis chicos intentaron defender lo ganado en una gran primera mitad, pero se nos olvidó tener la posesión”. Y añade: “Prefiero perder jugando bien que ganar jugando mal. Y, además, mi equipo nunca gana si juega mal”. Es la filosofía del Rayo y de su entrenador, capaz de arrebatarle la pelota al Barça en la última ocasión que se vieron las caras —51% de posesión—, la primera vez que lo logra un rival azulgrana en cinco años sin contar con el amistoso frente al Bayern de Guardiola. El Barcelona, sin embargo, como demostró ante la Real Sociedad en la semifinal copera, ha regresado a su versión original, a la idea del toque, a los cuatro medios para repartirse el balón y gobernar los partidos en el balcón área rival. “Tienen que jugar así, pero nosotros no vamos a cambiar ni un ápice nuestra propuesta”, señala Jémez. Tampoco Martino.
Prefiero perder jugando bien que ganar jugando mal. Y, además, mi equipo nunca gana si juega mal” Paco Jémez, técnico del Rayo
Consciente de que el Camp Nou enseña su esqueleto en las últimas fechas, del poco imán que generaba el fútbol del equipo, el técnico se mostró orgulloso por el juego y resultado del último envite. “Fue una actuación interesante, un buen partido y creo que también una buena presentación para que la gente asista al estadio”, argumentó. El Barça, en cualquier caso, es el equipo que más balón atesora en la Liga, con un 67,1% de media de la posesión en sus encuentros. Le sigue el Rayo, con 60,6% (tercero es el Madrid, con 59,5%). “Nos sentimos orgullosos de ser protagonistas con el esférico”, expone Felipe Miñambres, director deportivo del Rayo; “porque a pesar de tener el presupuesto más bajo, somos capaces de inquietar a los grandes”. Interviene Jémez: “Este logro es de lo que más satisfecho estoy”. Aunque Miñambres añade: “La gente a veces se mosquea cuando tratamos de jugar en exceso, sobre todo en las situaciones límite. Por lo que hay que encontrar un punto intermedio, buscar alternativas en la salida del balón”. Pero el técnico no da su brazo a torcer: “Siempre con la idea de jugar. No somos un equipo que cambiemos en función de los resultados y eso me permite pasármelo como un enano; de lo contrario, me iría a mi casa”.
El ejemplo de estas filosofías de mezcla y posesión se ejemplifica en los centrales, toda vez que el Barça rastrea el mercado desde hace tres años sin éxito, por más que Thiago Silva sea la fruta prohibida, rotas las negociaciones con Marquinhos y reacia el área deportiva a traer otro, por más que la directiva quisiera en su momento a David Luiz. “Para nosotros también es lo más complicado”, cuenta Miñambres; “antes valía un central que la rompiera desde atrás, fuera físico y marcara bien. Ahora, queremos que sea rápido, vaya bien por arriba y tenga buen pie para jugar preciso y rápido”. Pero hay criterios de selección para cualquier puesto. “Los interiores han de abrir el campo, los laterales deben ser profundos, los medios tienen que saber mezclar en corto y en largo…”, enumera Miñambres. “La idea es llegar a la portería rival”, ahonda Jémez; “pero con el balón en los pies”.
Martino lo tiene claro: “Jémez es valiente y le admiro porque es de los que sale a buscar. Y lo hace con una plantilla que no es de las más ricas individualmente, e insiste cuando falta tan poco para el final de la Liga”. Por eso, Jémez reunió a sus jugadores esta semana y les remarcó un mensaje: “Solo os exijo que en el Camp Nou seáis valientes y cuidéis el balón”. Lo que pasa es que solo hay uno para los dos equipos.
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